Recuperación de la economía mundial no será homogénea, afirma economista argentino

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Buenos Aires, Argentina, a 10 de diciembre del 2020.- La recuperación de la economía mundial durante la pospandemia “no será homogénea” y se manifestará de distintas formas entre los países centrales y periféricos así como en las empresas, sostuvo el economista argentino Jorge Marchini.

En entrevista con Xinhua, el vicepresidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) calificó de “particular” la crisis económica dejada por la pandemia, que según el último pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI) llevará a una caída del Producto Interno Bruto Mundial (PIB) de un 4,4 por ciento para este 2020.

“Es una crisis particular porque tiene que ver con una reestructuración muy grande que se está planteando en la economía mundial, por un lado, por el hecho de que ha tocado condiciones propias de producción, de oferta y también demanda. En cuanto a las consecuencias de la crisis hay que dirimir la situación para los países centrales o economías más avanzadas respecto a los países periféricos”, expresó el también profesor de Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

En su opinión, los países industrializados han tenido un manejo de la situación diferente en tanto que han aplicado medidas de inyección monetaria y crediticia, soportadas en un déficit fiscal fuerte y un financiamiento de ese déficit con niveles de endeudamiento “muy altos”, una realidad que es distinta a la de las economías más dependientes.

“En el caso de los países periféricos hay mayor dificultad para acceder al endeudamiento, sumado a dificultades en las balanzas de pago. También hablamos de que son economías con fuerte dependencia hacia sus principales productos de exportación como el petróleo, la minería, o las materias primas”, continuó.

Del lado de los países centrales, la salida de la crisis podría darse de manera más rápida por la confianza que suponen las plataformas de crecimiento y estabilización de estos países, a diferencia de las naciones “periféricas” en las que el restablecimiento podría ser más “largo y dificultoso”, una situación que trae aparejada la acentuación de la brecha entre países desarrollados y aquellos que no han alcanzado ciertos niveles de crecimiento, detalló el experto.

Asimismo explicó que se está ante un cambio mundial signado por el avance de la tecnología, transformaciones en las cadenas de valor global y en las formas de articulación del trabajo.

“Existe una nueva sociedad en marcha, las condiciones de integración social que hasta ahora hemos visto se están desarticulando y se están articulando unas nuevas. En esa transición, la situación es compleja porque aparecen factores como diferencia en los ingresos, la falta de movilidad social, el fortalecimiento del teletrabajo, la virtualidad del trabajo, esto, dependiendo de cómo se canalice, podría acentuar aún más las asimetrías respecto a los países centrales y afianzar las famosas brechas del subdesarrollo”, remarcó.

No obstante, el economista enfatizó que los cambios tecnológicos son “positivos” e “indetenibles”, y que los desafíos que presenta este nuevo reordenamiento de la economía mundial guardan relación con la necesidad de una mayor coordinación internacional en virtud de una “dirección política” que garantice el acceso de la mayoría de la población mundial a los nuevos esquemas.

“Las condiciones de cambio tecnológico son cambios positivos, pero también generan una reestructuración del empleo y del contrato social de la sociedad. Si no hay un nuevo consenso, la alta marginalidad y la desocupación será distinta en los países centrales que en los países periféricos”, dijo.

“La economía digital ha venido para quedarse, y tiene mucho más para recorrer con la Inteligencia Artificial, con las nuevas formas de trabajo en línea y sus condiciones de complementación. El acceso tecnológico permite un mejoramiento en la producción de alimentos, mejora en las condiciones de salud, el acceso a la información. La incógnita es cómo llega esto a la sociedad, como se asimila y se distribuye”, agregó.

Para Marchini, la recuperación económica será inminente, pero no será homogénea ni expedita, a lo que se suma la tarea de evaluar la “magnitud” de este repunte.

“Me parece que la recuperación será parcial, y creo que tendrá forma de ‘u’ pero no tan profunda sino más aletargada en el tiempo. En tanto no se resuelvan los elementos estructurales que vamos viendo en la economía, habrá importantes desafíos a nivel político, social y económico”, expresó.

“La gran pregunta es cómo se paga la crisis, y para esto hay visiones distintas. Hay quienes creen que debiera ser pagada por sectores con mayor capacidad contributiva y no por los más afectados. En otros casos se habla de ajustes fiscales y estatales, lo que daría paso a economías recesivas”, acotó.

El experto explicó a su vez que en algunos países industrializados habrá que evaluar dos temas: uno de ellos asociado al surgimiento de prácticas proteccionistas y, el otro, a un posible cambio en las cadenas globales de valor. “Las cadenas de valor podrían dejar de ser tan globales y pasar a ser más regionales”, resaltó.

Pese a los grandes desafíos, continuó Marchini, hoy se evidencia los “fuertes lazos de interdependencia” entre los países, dónde frente a eventuales prácticas unilaterales y del “sálvese quien pueda” podría primar la noción del mundo como una “comunidad única y complementaria”.

Asimismo, sostuvo que “hay cosas optimistas”, ya que “no estamos en una crisis de subproducción, aún en mitad de la pandemia, las potencialidades de producción son enormes y se sigue apuntando a satisfacer las necesidades de la gente”, concluyó el analista.

Fuente: Xinhua

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