Ciudad de México, a 9 de octubre del 2019.- En medio de un debate sobre las tasas de impuesto que deben pagar las multinacionales digitales, como Google, Apple, Facebook, Uber y Amazon, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) propuso que se repartan algunas de la ganancias de estas empresas, sumados a la obligaciones fiscales con que cuentan en cada uno de sus mercados en que operan.
“Estamos haciendo verdaderos progresos para hacer frente a los retos fiscales derivados de la digitalización de la economía, y para seguir avanzando hacia una solución consensuada para revisar el sistema fiscal internacional basado en normas para 2020”, aseguró Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.
La propuesta está a consulta pública y hacia el final del año se contempla tener un acuerdo más amplio para que estas empresas de tecnología digital –en su mayoría estadunidenses- comiencen a tributar en los mercados donde obtienen ganancias. Gurría advirtió que si no hay acuerdo para 2020 “aumentaría en gran medida el riesgo de que los países actúen unilateralmente, con consecuencias negativas en una economía global ya frágil”.
Hacia la mitad de este año, el tema generó fricciones entre Estados Unidos y Francia. Esta última aprobó una regulación provisional con la que grava a las trasnacionales digitales que venden en el país, pero cuyos domicilios fiscales son transfronterizos. Una vez que quede firme la propuesta que coordina la OCDE con 134 países, utilizará dicho esquema.
Conocido como Base Imponible y el Traslado de Beneficios (BEPS) 2.0, el enfoque propuesto por la OCDE se dirime en dos rubros: impuestos base de cada país y el debate de qué porción de las ganancias deberían gravarse, sin que se incorpore de fijo una fórmula para este esquema.
Ello garantizará que las “grandes y altamente rentables empresas multinacionales, incluidas las empresas digitales, paguen impuestos dondequiera que tengan actividades significativas de cara al consumidor y generen sus beneficios”, confía la organización.
A consideración de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT por su sigla en inglés), la propuesta queda corta e incluso abre otros poros para que las trasnacionales, que ya evaden 40 por ciento de sus ganancias, mantenga la tendencia ahora cobijadas con la tecnología digital. Además beneficiaría a los países integrantes de la OCDE.
“Se reduce a nuevas y complejas normas sólo para las empresas que tienen una relación directa con los consumidores”, asentó en un posicionamiento. Añadió que dividir los beneficios globales entre “rutinarios” y “residuales” limita el monto a tributar y hace más complejo el sistema fiscal. Profundiza al tiempo la desigualdad y favorece a las economías avanzadas, que consumen más, mientras que los países en desarrollo se benefician significativamente si se incluye el empleo.
“Es hora de que los países en desarrollo se movilicen. Si los jefes de Estado y los ministros de Hacienda de estos países siguen abandonando los debates sobre la fiscalidad multinacional en manos de expertos, sin comprender que se trata de una cuestión política y no técnica, pronto se verán obligados a aceptar un sistema fiscal internacional que no les conviene. Los ganadores siempre serán los mismos, y entonces será demasiado tarde para protestar”, subrayó José Antonio Ocampo, presidente del ICRICT.
