La Habana, Cuba, a 26 de marzo del 2020.- El arribo del crucero británico MS Breamar a Cuba para la evaluación de sus pasajeros llevó nuevamente a los medios la historia de la isla y sus valores solidarios, confirmados hoy en el combate contra la COVID-19.
Así lo afirmó Gonaivy González, uno de los choferes encargados del traslado de loos viajeros a tierra cubana, quien insistió en su pronta disposición para participar luego de conocer la situación de la embarcación.
“En mi caso particular estuve siempre de acuerdo, orgulloso de hacer la tarea. Todos lo estuvimos al saber la emergencia que representaba”, aseguró en entrevista telefónica con Prensa Latina.
El MS Breamar atracó el 18 de marzo pasado en el puerto de Mariel, 50 kilómetros al oeste de la capital cubana, para la evacuación de los pasajeros y otro grupo de tripulantes, con cinco casos confirmados de COVID-19, enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Pocos días antes, González y una treintena más de compañeros de la empresa estatal Transtur conocieron detalles de la operación para llevar a los turistas desde el crucero hasta la pista del Aeropuerto Internacional José Martí en una caravana de ómnibus.
“A la Base nuestra fueron los especialistas del Ministerio de Salud Pública y nos explicaron la importancia de la seguridad que debíamos tener; el uso del nasobuco, los guantes, el traje completo que nos pusieron”, explicó.
“Nunca habíamos trabajado así, era algo nuevo pero todos cumplimos con las medidas. Gracias a eso, ninguno presenta síntomas y todos estamos en buen estado”, comentó desde el centro de aislamiento donde cumple cuarentena.
La embarcación permanecía varada con 682 pasajeros y 381 tripulantes a bordo tras ser rechazada en varios puertos del Caribe desde finales de febrero.
Junto con la decisión del Gobierno cubano de recibir el navío, llegaron las muestras de agradecimiento a bordo del MS Breamar, el Gobierno del Reino Unido y la propia compañía Fred Olsen Cruise, propietaria del crucero.
Una vez en los ómnibus, estaban todos muy agradecidos y contentos, decían que regresarían a Cuba después, añadió.
“Agradecieron el trabajo nuestro y el de nuestro país por habernos aceptado cuando nadie los quería. Debe ser por eso que no sentí miedo, nosotros fuimos a hacer nuestro trabajo con una precaución mayor, y así la hicimos: entregando amor y cariño”.
Fuente: Prensa Latina