Seúl, Corea, a 4 de julio del 2019.- Las fricciones entre Corea del Sur y Japón traspasaron hoy el frente diplomático y ahora entraron al comercial tras las restricciones de Tokio sobre exportaciones de algunos materiales de alta tecnología, que Seúl responderá con contramedidas.
El ministro nipón de Economía, Comercio e Industria, Hiroshige Seko, fundamentó la decisión en que tales productos tecnológicos podrían utilizarse para fabricar armas y por tanto deben controlarse.
Agregó que su país revisa constantemente sus prácticas en cuestiones de comercio y esta es necesaria por motivos de seguridad.
Los materiales sometidos a las normas estrictas son los utilizados para producir semiconductores, dispositivos de diodos orgánicos de emisión de luz conocidos como OLED y otros tipos de artículos de alta tecnología.
En lo adelante los exportadores presentarán documentos donde describan para qué y cómo se utilizan, y deberán esperar hasta 90 días para conseguir el permiso de envíos al exterior.
Incluso, se requiere entregar por escrito compromisos sobre los fines no militares.
En respuesta, Corea del Sur advirtió que elevará una queja ante la Organización Mundial del Comercio y tomará todas las medidas correspondientes contra las barreras levantadas por Japón.
‘Consideramos que la acción japonesa es una represalia económica’, dijo el ministro de Economía y Finanzas, Hong Nam-ki, al exigir a Tokio retirar las limitaciones.
Asimismo, llamó al Banco de Corea tomar una decisión razonable sobre el tipo de interés clave, teniendo en cuenta las situaciones económicas cambiadas.
La actual discordia económica sigue a la sentencia del Tribunal Supremo surcoreano para que las firmas japonesas indemnicen a ciudadanos de este país sometidos al trabajo forzado durante la colonización nipona de la península coreana en1910-45.
Pero Japón sostiene que el tema de las compensaciones se resolvió en el pacto bilateral de 1965.
Aparte de esa cuestión, ambos vecinos también tienen fricciones luego que recientemente Tokio endureció la supervisión sobre los productos del mar de Corea del Sur en reciprocidad a las restricciones que enfrentan sus alimentos desde el accidente nuclear de 2011 en Fukushima.
Seúl, a su vez, condenó la acción y la consideró discriminatoria.