All México

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Columna publicada el 1 de agosto del 2013 en https://elbarloventocomercioexterior.blogspot.com/

Barlovento

All México

Por Raúl Hernández Rivera

 

Desde que Moctezuma regaló a Cortés el martes 8 de noviembre de 1519 dos collares de caracoles rojos con ocho camarones de oro cada uno (haciendo notar que cada camarón medía un jeme <distancia que hay entre el dedo pulgar y el índice>), en tanto que Cortés sólo atinó a echarle al cuello del tlatoani un collar de piedras de vidrio (según narra Bernal Díaz del Castillo) en su primer encuentro efectuado en donde ahora se localiza el Hospital de Jesús, entregar a los extranjeros nuestras riquezas a cambio de bagatelas y considerar a los externos superiores cuasi dioses, ha sido práctica común de los gobernantes mexicanos a lo largo de nuestra historia en lo que podemos llamar “el complejo Moctezuma”, acomplejado lector.

Y como muestra un botón. Tras el fracaso del armisticio llevado a cabo del 22 de agosto al 6 de septiembre de 1847 y las derrotas de los mexicanos ante el ejército estadounidense en Churubusco (en donde el general Pedro María Anaya contesta al general Winfield Scott cuando éste le pide entregue las armas y el parque restante: “Si hubiera parque, usted no estaría aquí”), Molino del Rey y Chapultepec, además de una resistencia suicida por parte del pueblo capitalino, nuestros queridos primos toman la capital el 15 de septiembre de ese año, Antonio López de Santa Anna  renuncia a la presidencia y se marcha al exilio dejando sin cabeza al gobierno mexicano durante doce días, mientras que en Washington se fortalecía el movimiento conocido como All México (los güeritos querían todas las canicas) y en la ciudad de Toluca Manuel Peña y Peña, presidente de la Suprema Corte de Justicia, se hace cargo del poder e inicia las conversaciones del Tratado Guadalupe Hidalgo con el que el gobierno mexicano cede 2’378,539 km2 (más de la mitad de su territorio), que comprende lo que hoy son los estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma y 100 mil mexicanos pasan a ser extranjeros en su propia tierra, además de que México renuncia a todo reclamo sobre Texas, dando fin al conflicto bélico iniciado por EU en reclamo por las pérdidas provocadas por la guerra de independencia a los empresarios gringos. Como compensación, los Estados Unidos pagarían 15 millones de dólares por daños al territorio mexicano durante la guerra. El Tratado se firma en la villa de Guadalupe Hidalgo (hoy la delegación Gustavo A. Madero. La villa se convierte en residencia oficial de cuatro presidentes de México de septiembre de 1847 a julio de 1848), el 2 de febrero de 1848; el mayor éxito de los mexicanos fue conservar la Baja California y unirla a través de un puente de tierra a Sonora, incluso, celebran el exitoso Tratado con misa solemne en la Colegiata de Guadalupe con golpes de pecho y todo incluidos, piadoso lector.

Por si lo anterior no fuera suficiente, el 24 de junio de 1853, el presidente estadunidense Franklin Pierce firma el Tratado de la Mesilla y el dictador mexicano Antonio López de Santa Anna lo firma el 30 de diciembre del mismo año, ratificado por el Senado de EU el 25 de abril de 1854, mediante el cual el gobierno mexicano vende a EU 76,845 km2 de territorio adicional al Tratado de Guadalupe Hidalgo, a cambio de 10 millones de pesos parte de los cuales serían utilizados en beneficio de Santa Anna y el boato que lo rodeaba. EU mandó 7 millones pero llegaron 6 pues un millón se perdió antes de llegar a la capital. Narran los historiadores que destacó la habilidad de Santa Anna, pues los primos seguían con el asunto de All México y amenazaban con apoderarse de los estados de Chihuahua, Sonora y toda la Baja California. Esos dineros le sirvieron a Santa Anna para mantenerse en el poder unos años más, dispendioso lector.

Otro botoncito de muestra del “complejo de Moctezuma” es el polémico Tratado McLane-Ocampo que Benito Juárez ordena firmar a Melchor Ocampo en Veracruz el 14 de diciembre de 1859, con el ministro de Estados Unidos Robert McLane, mediante el cual México otorgaba a perpetuidad el derecho de tránsito al ejército, personas y mercancías de los EU por tres franjas del territorio mexicano, a saber: Istmo de Tehuantepec, Guaymas a Nogales (Arizona) y Mazatlán a la Heroica Matamoros, en el Golfo de México, pasando por Monterrey. Y es que el Benemérito de las Américas tenía dos necesidades imperiosas: el reconocimiento estadunidense a su gobierno y 4 millones de dólares la mitad de los cuales se entregarían a Juárez y el resto serviría para pagar, one more time, indemnizaciones a ciudadanos estadunidenses quejosos por violaciones a sus derechos. Afortunadamente el Senado estadunidense estaba más preocupado por la Guerra de Secesión por lo que los senadores consideraron que estos territorios aumentarían el poder del sur y dificultarían el bloqueo impuesto por el ejército federado. Después de todo, el pequeño raspón que le damos a la imagen de Juárez se empareja con el trasfondo de la guerra secesionista estadunidense, pues era una lucha entre dos tipos de economías totalmente distintas: una industrial-abolicionista en el Norte y otra agraria-esclavista en el Sur. Más tarde, el republicano Abraham Lincoln estima que sólo podría ganar esta guerra si enarbolaba la bandera de la abolición de la esclavitud, al cabo que tenía los migrantes mexicanos y de otros países al Sur de EU, que con mano de obra barata cubrirían el trabajo de los esclavos negros emancipados al triunfo de los federados, confederado lector.

Un ejemplo más de lo desprendido que son los gobernantes mexicanos matizados con “el complejo de Moctezuma”, es el Tratado de Bucareli, oficialmente llamado “Convención Especial de Reclamaciones”, que firma en avenida Bucareli 85 de la Ciudad de México (Palacio de Cobián, edificio que hoy ocupa la Secretaría de Gobernación) en 1923 el general Álvaro Obregón (el mejor presidente que ha tenido México, según “el rey del teatro de carpa” Jesús Martínez “Palillo”, pues decía que “sólo tenía una mano para robar”, esperando, claro, que nos disculpe ChenteFox), con el gobierno de EU que reclamaba las pérdidas sufridas por los ciudadanos o sociedades de los Estados Unidos de América a causa de las guerras de la Revolución Mexicana durante 1910 y 1921. Y es que el gobierno post- revolucionario del general Obregón caracterizado por la inestabilidad política y constantes asonadas militares, no había sido reconocido por el gobierno de EU, amén de la marcada influencia socialista y nacionalista de la Constitución de 1917 que supuestamente había perjudicado muchos intereses estadunidenses. La principal exigencia era la derogación de varios artículos, en especial el 27 Constitucional en el que los constituyentes retomaron una antigua ley novohispana que establece que todo lo que esté en tierras mexicanas es propiedad del Gobierno Federal, incluyendo, por supuesto, el petróleo de las compañías extranjeras de EU y europeas que operaban en nuestro país, especialmente si el artículo fuera aplicado retroactivamente. El Tratado se basaba en tres condiciones: 1.- Especificar la situación legal de la industria petrolera y las propiedades agrícolas de los extranjeros 2.- Reanudar el pago de la deuda externa suspendido por Venustiano Carranza y 3.- Pagar las compensaciones a los extranjeros, que por daños a sus personas o propiedades hayan sufrido durante la lucha revolucionaria. Supuestamente el Tratado de Bucareli fue cancelado en 1924 por el nuevo presidente Plutarco Elías Calles, junto con la cláusula en la que al parecer México se comprometía a no fabricar maquinaria pesada en 20 años, callejero lector.

A decir de los que de esto saben, la falta de un Proyecto de Nación es la desventaja que tiene México frente a otras naciones, principalmente Estados Unidos. Prueba de ello es la Cláusula V (de Libre Tránsito) del GATT, que al adherirse nuestro país a ese acuerdo el 25 de julio de 1986 y ser aprobado por el Senado mexicano México permite el libre tránsito de personas, mercancías y servicios por todo el territorio nacional a los más de 110 miembros del GATT, objetivo más que aumentado pretendido por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica con el Tratado McLane-Ocampo en 1859. Es decir que 127 años después el gobierno de México precedido por Miguel de la Madrid otorga en condiciones desventajosas el estratégico libre tránsito por territorio mexicano a todos los países del mundo que en nada ha favorecido a la población mexicana y si a los norteamericanos quienes evidentemente sí cuentan con un proyecto de nación desde hace más de 200 años, proyectado lector.

Y ya no digamos el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, más conocido en el bajo mundo como TLCAN, que firmó Carlos Salinas de Gortari (más conocido en el bajo mundo como el Innombrable) con el presidente de EU George H.W. Bush (llamado por sus amigos como Bushito) y el primer ministro canadiense Brian Mulroney en noviembre de 1993 y que entró en vigor el 1 de enero de 1994. O el resto de los 12 Tratados de Libre Comercio con un total de 42 países, los 28 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) y los 34 Acuerdos de Complementación Económica y Desarrollo Económico en la OCDE y ALADI… e innumerables convenios pactados por los diferentes gobiernos mexicanos desde consumada la Independencia que han sido violados sistemáticamente en perjuicio de, por ejemplo, los trabajadores mexicanos, de los derechos humanos de los connacionales, de la protección al medio ambiente, de la educación, de la cultura, etc, etc, impactado lector.

Ahora, a los Tratados, Acuerdos y Convenios internacionales que han firmado los gobiernos de México a lo largo de su historia, hay que agregar el Pacto por México del mexiquense Enrique Peña Nieto cuyo plan económico integrado, según apunta Reporte Índigo hace unas semanas, parece estar fundamentado en cuatro pilares: control del gasto, inversión, acuerdos comerciales y reformas. O sea, ejercer el presupuesto en su totalidad, atracción de Inversión Extranjera Directa como los 35 mmdd que se pretenden al final del año, firmar el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en ingles) entre otros puntos, con lo que se espera alcanzar hasta 800 mmdd en exportaciones anuales. Habrá que agregar las reformas estructurales entre las que destacan la fiscal, la energética y la de seguridad social que se sumarán a la laboral y de telecomunicaciones ya aprobadas, para que el PIB pueda crecer 5.5 % en 2015 en comparación con el 3.5 % que se espera si dichas reformas no son aprobadas, chantajeado lector.

Y aquí el detalle destacado de lo desprendido que se muestra el presidente Peña Nieto con los extranjeros, pues antes de dar a conocer la apertura de la paraestatal PEMEX en México, se dedicó a promover la inversión en los hidrocarburos en su viaje por Europa. Al mandatario mexicanos se le han unido varios integrantes del Partido Acción Nacional que proponen total apertura a la inversión privada nacional o extranjera en la Comisión Federal de Electricidad, con lo que las únicas dos empresas públicas que quedaban de las 1,150 que había en 1991 serán parcialmente privatizadas, pese a la retórica que niegan que esto pueda suceder, pero que los mexicanos vemos inminente pues dentro de los objetivos del Pacto, están las famosas reformas estructurales que pretenden aprobar los legisladores de los  partidos firmantes del mismo, entre ellos la modificación al artículo 27 constitucional. Es de todos sabido que Enrique Peña Nieto firmó ante notario varios compromisos hechos en campaña para conquistar el voto de los mexicanos, supuestamente. Lo que no es sabido por todos son los compromisos que el mexiquense haya hecho con otros países y otras economías, suspicaz lector.

Por ejemplo… La Organización Mundial de Comercio (OMC) en su informe anual del 2013, dice que México será clave para el desarrollo económico mundial al colocarlo como una de las 11 economías emergentes que más empuje adquirirán en términos de comercio y competitividad en los próximos años, junto con Bangladesh, Corea del Sur, Egipto, Filipinas, Indonesia, Irán, Nigeria, Pakistán, Turquía y Vietnam y apunta: “Aquellos llamados ‘los próximos 11’ están empujando y tienen el potencial para convertirse en jugadores centrales en el siglo 21, pero dependen de hacer crecer su competitividad en un rango de factores, y no todos ellos tienen el mismo nivel de facilidad para resolverse”, engatusado lector.

País Posición Población PIB (PPA) PIB Nominal
China 1,343’239,923
Indonesia 237’556,363 16º 19º
Pakistán 196.841.000 27º 45º
Bangladesh 167’671,000 48º 150º
Nigeria 161’644,000 31º NA
México 11º 118’419,000 11º 14º
Filipinas 12º 92’337,852 31º 47º
Vietnam 13º 91’519,289 47º NA
Egipto 15º 83’082,869 27º 53º
Turquía 17º 72.561.312 15º 17º
Irán 18º 78’868,711 17º 27º
Corea del Sur 26º 49’540,000 12º 15º

 

Hay que agregar que en su último prólogo de informe anual de la Organización Mundial de Comercio (OMC para los cuates) Pascal Lamy, director saliente, refiere que en dicho documento se examina cómo inciden en nuestro mundo el comercio y una serie de factores económicos, políticos y sociales tales como la tecnología, la inversión, la energía y otros recursos naturales, el transporte, las tendencias demográficas, las instituciones, los factores socioeconómicos y el medio ambiente, prologado lector.

Pero… Paul Krugman escribió como columnista de la revista norteamericana Slate en 1997 que los salarios bajos y condiciones de trabajo deficientes bajo estándares occidentales eran necesarios e inevitables en los países pobres, lo que despertó tremenda polémica y ahora, impactado ante el horror de las fábricas en Savar, Bamgladesh el pasado 24 de abril, el postkeynesiano galardonado en 2008 con el premio Nobel de Economía, considera que un aumento de la inversión pública permitiría recuperar el empleo y reactivar la economía productiva, según escribió en su columna para El Financiero de México en semanas pasadas (al referirse a las sanciones comerciales que impuso EU a las textileras de Banglades consistente en la anulación del SGP), que sigue siendo cierto que dada su baja productividad, los países como Bangladesh no pueden ser competitivos respecto a los países avanzados a menos que paguen a sus trabajadores mucho menos y que provean condiciones de trabajo mucho peores, escandalizado lector.

Y en este punto, agrega Krugman: “no hay ninguna competencia entre productores de ropa en los países ricos y los países pobres; toda la industria se ha mudado al tercer mundo. La competencia relevante en cambio, es entre los países pobres: Bangladesh versus China, en particular. Y aquí, las diferencias no son tan drásticas: McKinsey estima la productividad bangladeshí en ropa en un 77% del nivel de China” y agrega: Dada esta realidad, ¿podemos exigir que Bangladesh provea mejores condiciones a sus trabajadores? Si se lo hacemos a Bangladesh y sólo a Bangladesh, podría ser contraproducente: el negocio podría mudarse a China o Camboya. Pero si exigimos estándares más altos a todos los países, estándares modestamente más altos para que no hablemos de hacer que las empresas vuelvan a los países avanzados, podemos alcanzar una mejora en la vida de los trabajadores (y menos muertes horribles de trabajadores) sin socavar las industrias de exportación que tan desesperadamente necesitan estos países, enajenado lector.

Lo que no sabe el buen Paul, es que el sismo del 19 de septiembre de 1985, dejó al descubierto atrocidades similares a las de Bangladesh e India acontecidas el presente año. Nadie hizo nada, narra Gloria Sánchez, una de las costureras sobrevivientes al terremoto de 8.1 grados Richter de 19 minutos de duración que acabó con la vida de entre 600 y mil 600 de sus compañeras y poco más de 200 talleres textiles a lo largo de la avenida San Antonio Abad y causó daños a otros 300 (Según la feminista Marta Lamas, 40 mil trabajadoras textiles quedaron desempleadas. Autoridades de la época estimaron 5 mil víctimas mortales; la UNAM y el embajador de Estados Unidos en México, llegaron a manejar más de 50 mil). La indiferencia de los dueños de esos talleres, hacían que sus empleados permanecieran trabajando en medio de escombros y el olor de cadáveres que no fueron rescatados. “El dueño de nuestro taller, por ejemplo, refiere Gloria, decía que eso no tenía nada de malo, que no íbamos a contraer ninguna enfermedad. Decía que si en Díade Muertos íbamos a los panteones y hasta comíamos ahí, entonces no había ningún problema en entrar a trabajar”, necrófilo lector.

Ahora, ante la catástrofe de la fábrica textil en la ciudad de Savar, en el que perdieron la vida más de 1,132 personas, el gobierno de Bangladesh anunció el pasado 15 de julio, mejoras a la ley laboral con sustanciales cambios a favor de los derechos de los trabajadores, incluida la libertad sindical. Y es que el pasado 30 de junio se incendió la fábrica Tazreen Fashion en el que se registraron 110 personas fallecidas, en los suburbios de Dacca, por lo que miles de obreros bloquearon una autopista en la zona industrial de Ashulia, en donde están ubicadas más de 500 fábricas de confección. Que en su gran mayoría trabajan para marcas occidentales como Wal Mart, H&M y C&A. El lunes 1 de julio los bomberos tuvieron que intervenir en un nuevo incendio en otra fábrica textil en Dacca, menos de 48 horas después del gigantesco incendio de abril, empresa que paga 21 céntimos la hora y que no gasta en seguridad para poder competir por los pedidos. Pero ante las mejoras anunciadas y comentadas por Krugman, el gobierno de EU anunció la suspensión de Bangladesh del Sistema Generalizado dePreferencias (GSP, mecanismo que ofrece ventajas comerciales a 125 países en desarrollo, similar al que tenía firmado con México antes del ingreso de nuestro país al GATT) como medida de presión para que ese país incorporara medidas de seguridad y protección en la industria textil, “ya que no adopta medidas para hacer cumplir los derechos internacionales de los trabajadores en su propio país”, dijo el presidente Barack Obama. Ante esto, el gobierno de Bangladesh, protestó. Bangladesh exporta cerca de cinco mil diferentes productos sin barreras arancelarias, en tanto EU importa una cuarta parte de los 18 mil millones de dólares que la industria textil de Bangladesh genera actualmente, maquilado lector.

Desde esta modesta trinchera, preguntamos a Barack Obama (más conocido en el bajo mundo como el espía), ¿cuándo va a presionar al gobierno mexicano por la violación de los derechos internacionales de los trabajadores de Pasta de ConchosCananea, ex Ruta 100, Sindicato Mexicano de Electricistas y las textileras afectadas por el sismo del 19 de septiembre de 1985, entre otros? Habría que saber cuál fue el factor que detonó que el pasado 8 de julio representantes de más de setenta marcas de ropa y minoristas de varios países (entre ellas Wal Mart, GAP, H&M y C&A), varios sindicatos internacionales y locales, así como organizaciones no gubernamentales, suscribieron un acuerdo con el gobierno de Bangladesh que busca identificar los riesgos graves de seguridad en las fábricas textiles y corregirlos urgentemente, pues organizaciones laboristas en Estados Unidos advirtieron muchas debilidades en el acuerdo, ya que “La llamada Alianza Global para la Seguridad de los Trabajadores de Bangladesh (firmada por las empresas H&M, Inditex, C&A, PVH, Tchibo, Tesco, Marks & Spencer, Primark, El Corte Inglés, Hess Natur, jbc, Mango, Carrefour, KiK, Helly Hansen, G-Star, Aldi, New Look, Next, Mothercare, Loblaws, Sainsbury’s, Benetton, N Brown Group, Stockmann, WE Group, Esprit, Rewe, Lidl, Switcher y Abercrombie&Fitch), se creó sin consultar a los involucrados ni a sus representantes. Se trata de otro esquema ‘voluntario’ sin mecanismos significativos para su aplicación”, dijo Richard Trumka, presidente de la poderosa central sindical estadounidense AFL-CIO (por sus siglas en inglés: Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales), sindicalizado lector.

“Las compañías que integran la alianza y que no cumplan con el compromiso no estarán sujetas a consecuencias negativas, salvo la expulsión del esquema. Mientras, seguirán pagando a las trabajadoras”. De hecho, las compañías que decidan retirarse de la alianza solo estarán sujetas a una penalización que implica el pago de su parte de los costos administrativos, según una respuesta conjunta ofrecida por una decena de organizaciones defensoras de los derechos laborales. Para las grandes compañías, esa suma representa unos cinco millones de dólares, una pequeña cantidad respecto de los ingresos de Wal Mart (la que junto con GAP están ausentes en la Alianza), por ejemplo, que ascienden a más de 400,000 millones de dólares al año. “Para una compañía cuyos ingresos ascienden a miles de millones de dólares, ese tipo de penas representan un costo mínimo por el simple hecho de hacer negocios, pero no es un elemento de disuasión serio”, reza el comunicado de las organizaciones, entre las que se destacan International Labor Rights Forum y el Consorcio de los Derechos del Trabajador. El acuerdo, que tiene un plazo de cinco años, se concreta después de que casi 70 compañías, principalmente de Europa, aceptaran apoyar un nuevo pacto de seguridad en la construcción y de incendios, y que contó con la aprobación de organizaciones de defensa de los derechos laborales. Casi todos los grandes consorcios empresariales estadounidenses y canadienses se negaron a suscribir ese acuerdo con el argumento de que quedaban sujetas a demasiada responsabilidad legal. “La principal razón por la cual no pudimos firmar el acuerdo es que Europa tiene un ambiente legal diferente al que tenemos en Estados Unidos y Canadá”, explicó Jay Jorgensen, vicepresidente de Wal Mart y responsable de cumplimiento normativo, durante el anuncio de la nueva alianza el miércoles 10 de abril, aliancista lector.

¿Qué tan soñador resulta Paul Krugman al afirmar: “Pero si exigimos estándares más altos a todos los países, estándares modestamente más altos para que no hablemos de hacer que las empresas vuelvan a los países avanzados, podemos alcanzar una mejora en la vida de los trabajadores (y menos muertes horribles de trabajadores) sin socavar las industrias de exportación que tan desesperadamente necesitan estos países”. Julian Donoso por su parte, en un artículo titulado “Día del Trabajo: reflexiones sobre Bangladeh y consumo responsable“, publicado el 30 de abril en el Diario de España, apunta: “Los gobiernos como Bangladesh, se esmeran en dar respuestas a las necesidades de los mercados, ofrecen ventajas fiscales a grandes empresas, garantizan una mano de obra barata, abundante y dócil; se esfuerzan en ignorar tratados internacionales de derechos laborales, desarticulan la justicia para que obvie los abusos a los trabajadores, invierten poco en educación favoreciendo que haya empleados no especializados, fáciles de sustituir; minimizan los servicios públicos generando situaciones extremas y, como consecuencia, los trabajadores aceptan las peores condiciones de trabajo y contratos precarios”. El horror económico, decía Viviane Forrester, horrorizado lector.

Bangladesh, agrega Donoso, segundo exportador textil del mundo después de China, no ha ratificado las principales convenciones de la Organización Internacional del Trabajo y se rige por las necesidades del mercado.  “De repente esta situación nos empieza a sonar un poco más familiar. Parece mentira que esto que ocurre tan lejos se parezca tanto a lo que ya estamos viendo por aquí. El abaratamiento de la mano de obra que estamos sufriendo en estos momentos en España, abunda Donoso, la enorme precariedad del empleo que se genera a través de sucesivas reformas laborales y la pérdida de derechos, es –siempre a escala– la misma historia que lleva ocurriendo en otros países desde hace décadas. Y todo esto nos debería sonar no solo por lo que está ocurriendo ahora. El Día del Trabajador o de la Mujer Trabajadora conmemora barbaridades como la ocurrida en Bangladesh. Parece que mucho se ha avanzado en materia de derechos laborales desde nuestra óptica eurocentrista. Pero está claro que todavía estamos muy lejos de la universalización de derechos y la defensa de los derechos conseguidos. Y sin embargo seguimos buscando el producto más barato, agrega. Apoyamos y exigimos que se respeten los derechos de los trabajadores españoles, pero nadie se escandaliza si uno de esos trabajadores lleva un jersey hecho por una niña pequeña en Bangladesh. Eso lo eliminamos automáticamente de nuestros ojos porque simplemente vemos un jersey barato”, inmediatista lector.

Lo curioso, continua Donoso, es que tampoco nadie se escandaliza porque las empresas españolas se vayan a generar trabajo en otros países, dejando atrás a tantos desempleados aquí. El desmantelamiento de la industria en España ahora no pasa de unos minutos en un capítulo de Cuéntame. En nuestro esquema mental excluimos otras muchas variantes importantes a la hora de decidir si algo es caro o barato. Obviamos el daño al planeta –que en el vocabulario empresarial se le conoce como “recurso natural”– gratuito, por cierto, y que a la postre acabamos pagando todos vía estado; obviamos también el coste político de tener un régimen democrático mundial que efectivamente responde a los intereses de unos pocos. Y mientras tanto esos pocos se enriquecen sin asumir ninguno de estos costes, remarca Donoso, desglosado lector.

¿Entonces, será que el síndrome del complejo de Moctezuma se ha globalizado? Viviane Forrester en su libro L’horreur économique (Fayard, 1996) dice: “Los desempleados son culpados de su propia situación, se les denigra como personas que son incompetentes y por eso mismo se han buscado su propia situación económica”. Pero Forrester nos desvela que su situación no sólo es inevitable, el argumento principal de la obra es la constatación de que el trabajo humano ya no es fuente de riqueza y por lo tanto las tasas de desocupados, de precariedad laboral y de subempleo, no sólo han ido aumentando en todos los países llamados desarrollados, es que además lo harán todavía más en un futuro. Otro punto que se trata en la obra es el de la globalización de la miseria y de la explotación laboral, así como la globalización de amplias capas de población cuyo único propósito es la mera subsistencia diaria, pero estos “miserables” ya no son un patrimonio de los países empobrecidos, ahora son un fenómeno global que se irá extendiendo cada vez más por los llamados países ricos, globalizado lector.

Luego entonces, ¿nunca alcanzaremos la zanahoria? Pascal Lamy en su último prologo de informe anual de la OMC, afirma: “La transformación del comercio está en marcha desde hace algún tiempo y su manifestación más clara es la mayor participación geográfica en el comercio y el auge de la producción por medio de cadenas de suministro internacionales. El primero de estos fenómenos refleja el dinamismo de las economías emergentes. El segundo es un componente destacado de la historia reciente de la globalización. La tecnología ha sido la gran facilitadora de la globalización, pero ésta es una obra humana y, por lo tanto, no es inevitable ni irreversible. Las previsiones y reflexiones contenidas en el informe no vaticinan una inversión de la globalización. Pero hay que recordar que las ganancias que ésta aporta podrían desaparecer o al menos mermarse si se permite que las presiones a corto plazo se antepongan a los intereses a largo plazo y si no se tienen en cuenta sus consecuencias sociales en forma de desigualdad de los beneficios que de ella se derivan. Además del comercio en sí –en tanto que consecuencia y causa del cambio-, el informe identifica una serie de factores económicos, políticos y sociales que influirán de forma decisiva en el futuro, como la tecnología, la inversión, la energía y otros recursos naturales, el transporte, las tendencias demográficas, las instituciones, los factores socioeconómicos y el medio ambiente”. La tecnología no sólo ha suministrado los medios que han hecho posible la globalización en un sentido físico y virtual, sino que es la razón principal del aumento de la productividad asociado a la innovación y el crecimiento. La evolución de muchos de los sectores y aspectos mencionados anteriormente dependerá fundamentalmente de lo que suceda en el ámbito de la tecnología. El origen de las nuevas tecnologías se desplazará cada vez más a las economías emergentes. Las nuevas tecnologías y la innovación surgirán con más vigor en el sector de los servicios. La tecnología también podría alterar gran parte de las pautas de producción y consumo que hoy damos por sentado. Las nuevas tecnologías en el campo de la información y la evolución de la impresión en 3D y la robótica tendrán consecuencias de amplio alcance. La inversión es un componente importante de las relaciones económicas internacionales. Esto se ha vuelto aún más patente con el auge de las cadenas de suministro, que no nos permite seguir considerando la inversión extranjera directa (IED) como una alternativa al comercio para acceder a los mercados nacionales. En la actualidad, buena parte de la IED está relacionada con las corrientes comerciales que vinculan las importaciones y las exportaciones a la producción a través de las cadenas de suministro. Además, la inversión es un importante mecanismo de transmisión para difundir la tecnología, los conocimientos y la innovación, dependiente lector.

Me decía un conferencista en el tercer diplomado “El Concepto Integral del Comercio Exterior“: todos los comerciantes son depredadores. Luego entonces, todos los consumidores somos depredadores. Lamy enfatiza: Describir un panorama tan amplio de nuestro futuro nos ayudará a ver el comercio en perspectiva y a comprender el lugar que ocupa en el mundo. Nos recuerda que no nos interesa el comercio per se, sino por su posible contribución a nuestro futuro. Como he señalado antes, el comercio mantiene una relación bidireccional compleja con muchos de los demás factores determinantes de ese futuro. Tenemos la responsabilidad de promover el comercio y crear las condiciones que le permitan realizar la contribución que le corresponde. El estancamiento de la Ronda deDoha y la incertidumbre que ello genera parecen indicar que probablemente no hemos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance en este sentido. Es mucho lo que está en juego. Durante las últimas décadas, el comercio ha desempeñado un papel destacado en diferentes frentes como parte de un círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo, precursor de oportunidades inimaginables hace tan sólo unas décadas y factor facilitador de una mayor armonía social. El auge de las cadenas de suministro mundiales ha profundizado y ampliado las oportunidades derivadas de los intercambios internacionales. Cuando se piensa en el comercio desde un punto de vista económico más racional (es decir, no sólo en términos de corrientes de bienes y servicios, sino de la contribución de los diferentes países a las relaciones de producción conjunta), se empieza a apreciar la verdadera naturaleza de los intereses comunes que nos unen. Las estructuras dependientes de las políticas, como la OMC, no se sostienen por sí solas. Por este motivo, es necesario renovar los esfuerzos a fin de reactivar la vitalidad del sistema mundial de comercio. Para ello, la OMC debe resolver cuestiones pendientes desde hace mucho tiempo como los aranceles, las medidas no arancelarias, los servicios (y el trabajo de las textileras son un servicio: n.r.) y la agricultura. Al mismo tiempo, en nuestro mundo cada vez más integrado hay que prestar atención a otras cuestiones, como la inversión, la competencia, las subvenciones y una gestión de las políticas públicas que facilite el comercio. Será cada vez más importante evitar la incoherencia y la fragmentación en el diseño y la gestión de las políticas. La OMC debe buscar un compromiso constructivo sobre cuestiones fundamentales relacionadas con el equilibrio de derechos y obligaciones de sus muy diversos Miembros, especialmente en un mundo donde la influencia y el poder se están desplazando de unos países a otros. Es necesario un mejor ajuste entre los acuerdos comerciales preferenciales y el sistema multilateral de comercio. La convergencia de las medidas no arancelarias, como las normas, que es esencial para establecer unas condiciones igualitarias en el futuro, no es la responsabilidad principal de la OMC. Pero la OMC debería estar en condiciones de promover una mayor convergencia. Las cuestiones internas relacionadas con el diseño y la gobernanza de la OMC también tienen importancia. Una de ellas es cómo preservar dentro del sistema las ventajas asociadas a los regímenes comerciales no discriminatorios. Otra es cómo definir para la Secretaría un papel que permita facilitar aún más el progreso sin poner en cuestión la primacía del poder de decisión de los Miembros, agrega Lamy, engañado lector.

Según la OCDE, en México, los empleados laboran aproximadamente 45 horas a la semana; la cifra más alta de cualquier nación industrializada. Trabajamos aproximadamente 519 horas más que los estadounidenses y percibimos menos de una quinta parte de los ingresos que perciben ellos. Al año, los mexicanos trabajamos en promedio 2 mil 317 horas y ganamos nueve mil 885 dólares. Y es que según CNN, tan sólo una tercera parte de la población se graduó de preparatoria, haciendo muy difícil que haya una correlación positiva entre la preparación de las personas y los empleos de calidad. Hay que agregar que el organismo que preside José Ángel Gurría, reportó el pasado 30 de julio que “presionada por los precios de la energía, en junio pasado la inflación anual de México se ubicó por cuarto mes consecutivo como la segunda más alta en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sólo por debajo de Turquía. La tecnología no sólo ha suministrado los medios que han hecho posible la globalización en un sentido físico y virtual, sino que es la razón principal del aumento de la productividad asociado a la innovación y el crecimiento. La evolución de muchos de los sectores y aspectos mencionados anteriormente dependerá fundamentalmente de lo que suceda en el ámbito de la tecnología. El origen de las nuevas tecnologías se desplazará cada vez más a las economías emergentes. Las nuevas tecnologías y la innovación surgirán con más vigor en el sector de los servicios. La tecnología también podría alterar gran parte de las pautas de producción y consumo que hoy damos por sentado. Las nuevas tecnologías en el campo de la información y la evolución de la impresión en 3D y la robótica tendrán consecuencias de amplio alcance. La inversión es un componente importante de las relaciones económicas internacionales. Esto se ha vuelto aún más patente con el auge de las cadenas de suministro, que no nos permite seguir considerando la inversión extranjera directa (IED) como una alternativa al comercio para acceder a los mercados nacionales. En la actualidad, buena parte de la IED está relacionada con las corrientes comerciales que vinculan las importaciones y las exportaciones a la producción a través de las cadenas de suministro. Además, la inversión es un importante mecanismo de transmisión para difundir la tecnología, los conocimientos y la innovación, encadenado lector.

Finalmente, podemos concluir que tanto el presidente Enrique Peña Nieto, como los mandatarios de los países emergentes que menciona Pascal Lamy en su prólogo del informe de la OMC, está obedeciendo los dictados de organismos trasnacionales que nada tienen que ver con los intereses de cada uno de los mexicanos. Hoy la polémica se centra en la privatización o no del petróleo y de la generación de energía eléctrica, en tanto el principal socio comercial al norte de nuestra frontera, acumula y acumula más y más petróleo y obliga con la especulación del precio del hidrocarburo, a la extracción de cantidades estratosféricas que pronto agotarán ese patrimonio que no pertenece al mercado externo, sino a las futuras generaciones de mexicanos. Dice Porfirio Muñoz Ledo que el petróleono debe exportarse, debe cuidarse y generar riqueza para los mexicanos. Tiene razón el octogenairo personaje, pues al exportarse, el precio de los derivados estará influido por los mercados internacionales y aumentará cada vez más en una vorágine inalcanzable para la población de menores ingresos. O sea, nunca alcanzaremos la zanahoria. ¿Qué nos han dejado todos los tratados, acuerdos y convenios firmados por México a lo largo de su historia? Posiblemente la costurera afectada en el sismo de septiembre del 85 tiene la respuesta: ¿Entonces la lección del terremoto fue en vano?, se le pregunta a Gloria Sí. No sirvió de nada. Momentáneamente sirvió, pero cada día es peor. Preocúpate por el que te va a matar al rato dando la vuelta, preocúpate porque en tu calle encontraron tres cabezas. Con toda la violencia de ahora, un terremoto ya lo ves chiquito”. Dicho lo cual, el aporte de México al mundo es el “complejo de Moctezuma”, acomplejado lector.

Hasta la próxima, con más de El Concepto Integral del Comercio Exterior. C.e.: elbarlovento@gmail.com

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Raúl Hernández Rivera En el periodismo desde 1966 en Excélsior, y desde 1971 con el tema de comercio exterior en revista Metrópolis 70 (1971-75), periódicos Uno Más Uno (1979), El Financiero (1983-84), Heraldo de México (1986), El Universal (1986-88), El Economista (1989-91), Asociación de Mexicana de Editores de los Estados (1994-97) y Agencia Mexicana de Información (1997-99). Revistas: de la Comisión Nacional Coordinadora de Puertos (de la Secretaría de la Presidencia de la República en 1976, Mi Ciudad (1982). Técnica y Humanismo (CONALEP en 1982); BARLOVENTO, (propia) sobre comercio exterior y Visión (1992-95). Otras actividades: Impartición de seminarios, cursos y conferencias sobre comercio exterior en el CONALEP SECOFI, Escuela Superior de Economía (IPN), Universidad Autónoma del Estado de México, ENEP Aragón y Acatlán Universidad de Colima y Universidad del Nuevo Mundo. Organizador de 36 viajes de prácticas a los principales puertos marítimos mexicanos. Asistencia a más de 20 diplomados sobre temas económico y político. Realización de 17 estudios especializados en materia de comercio exterior conjuntamente con estudiantes: "Ríos navegables en México", "El envase, empaque y embalaje", "Transporte de carga en FF.CC", "El Impacto de las comunicaciones y los transportes en el área de influencia del puerto de Manzanillo", entre otros. Coordinador del 1°, 2° y 3° Diplomado "El Concepto Integral del Comercio Exterior" en las LVI, LVII y LIX Legislaturas de la Cámara de Diputados. Director del Centro Cultural y Artesanal Xochicalco (1999-2001) desde donde se enviaron a Viena, Austria, seis contenedores de 40 toneladas cada uno de artesanías, beneficiando a más de dos mil artesanos mexicanos. Actualmente escribe los libros: Sobre puertos y marina mercante mexicanos, “Barlovento, crónica del saqueo”; “Maltratados por los Tratados mal tratados”. Una crítica mordaz sobre los tratados, convenios y acuerdos que nuestro país ha firmado en su historia, y “Comercialización, la gran ausente en el comercio exterior mexicano” sobre la carencia de una cultura de comercio exterior.

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