Ciudad de México, a 2 de diciembre del 2020.- ECONOMÍA MEXICANA: En el caso de México, la OCDE estima que la economía caerá 9.2% en 2020 (-10.2% en septiembre) y que después crecerá 3.6% en 2021 (3.0% antes) y continuará haciéndolo en 2022, al aumentar 3.4%. En 2021, el incremento económico estará conducido por la demanda externa (exportaciones), particularmente por las empresas manufactureras integradas a las cadenas de valor global; en tanto que el consumo privado se fortalecerá, ayudado por las remesas familiares, la mejora del mercado laboral y la recuperación de la confianza, a medida que se distribuya una vacuna eficaz.
ECONOMÍA MUNDIAL: En sus “Perspectivas Económicas: Transformar la esperanza en realidad”, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indicó que la posibilidad de poner a disposición de la población varias vacunas contra el coronavirus (COVID-19) de manera generalizada el próximo año ha despertado la esperanza de una rápida recuperación; sin embargo, los formuladores de políticas públicas tendrán que preservar tanto el apoyo fiscal como de salud pública y, a la vez, actuar con determinación para retomar impulso. Si bien las perspectivas son más optimistas, su proceso de recuperación será gradual y la persistente incertidumbre podría debilitar dicho proceso.
Bajo este contexto, la OCDE prevé que el PIB mundial tenga una caída de 4.2% en el presente año y que, con las campañas de vacunación, las políticas de salud coordinadas y la ayuda financiera gubernamental, aumente a 4.2% en 2021; además de que dicha recuperación será más robusta si las vacunas se distribuyen rápido, lo que estimularía la confianza y la reducción de la incertidumbre. Además, pronostica un aumento de 3.7% en 2022.
De acuerdo con el organismo, si bien el distanciamiento social y el cierre parcial de las fronteras se mantendrán a lo largo del primer semestre de 2021, la economía mundial tomará impulso solo de manera paulatina, a medida que las vacunas se apliquen en todos los países. Precisó que la recuperación será desigual en los distintos países y sectores, lo que podría provocar cambios duraderos en la economía mundial; sin embargo, es posible que el desempeño sea mejor en los países que cuentan con programas eficientes de aplicación de pruebas, rastreo y aislamiento y donde la vacunación se implemente rápidamente.
También, la Organización indicó que las perspectivas presentan tanto los riesgos al alza como a la baja sobre sus principales proyecciones; el hecho de liberar la demanda y los ahorros acumulados podría reforzar un repunte si las vacunas se ofrecen con mayor rapidez y de manera más amplia, lo cual impulsaría el crecimiento mundial a cerca de 5% en 2021. Pero la confianza puede resultar afectada si surgen problemas con la distribución o inesperados efectos secundarios de las vacunas y si no se aprenden las lecciones que dejaran las dos primeras olas de la pandemia; por lo que, bajo este supuesto, el crecimiento mundial se reduciría 2.75% en 2021.
La OCDE indicó que, para lograr una economía mundial sólida, sostenible e inclusiva, es necesario tomar medidas políticas firmes. Los gobiernos deben mantener un apoyo fiscal excepcional y asegurarse de que el dinero llegue a los que más lo necesitan. Así, manifestó que es necesario invertir en personal, sistemas y capacidad de atención sanitaria. Hacer pruebas, realizar seguimientos y aislar de forma efectiva. Implementar reglas claras de distanciamiento social para evitar confinamientos estrictos. Empezar a planificar programas de vacunación. Coordinar a nivel internacional para garantizar que las vacunas y los tratamientos sean asequibles y estén ampliamente disponibles. Dado que la pandemia ha agravado los niveles de desigualdad y llevará a un mayor desempleo en los años venideros, es necesario proteger los ingresos de los trabajadores de baja cualificación y de las personas vulnerables, mejorar los programas de capacitación laboral y el acceso al mercado de trabajo. Los programas de mantenimiento del empleo deberían evolucionar para ayudar a aumentar las oportunidades; y a que las pequeñas empresas que han sido afectadas por la crisis, necesitan ayudas, en lugar de más deudas para poder sobrevivir; así, los apoyos económicos pueden facilitar su adaptación e inviertan en el futuro; por ejemplo, mediante un mayor uso de las tecnologías digitales. Por otra parte, el confinamiento y el cierre de escuelas han provocado que muchos estudiantes, en especial aquellos de origen más humilde, sufran un retraso en su educación, afectando negativamente sus perspectivas de futuro; por lo que estos niños necesitan ayuda para ponerse al día mediante inversiones en capacitación docente, materiales y conectividad.
La OCDE indicó que la pandemia está provocando un aumento significativo de la pobreza, las desigualdades y las brechas de género, por lo que las políticas macroeconómicas deberán fomentar el desempeño económico. Señaló que, a pesar del espacio fiscal limitado, la gravedad de la recesión justifica una mayor participación de la política fiscal, lo que podría incluir el apoyo a los ingresos y la capacitación de los trabajadores más afectados; mientras que las disminuciones temporales del impuesto sobre la nómina podrían ayudar a más PyMEs y coadyuvar la creación de empleos formales. Además, externó que el reforzamiento de la inversión privada será clave para una recuperación más sólida, lo que exige reducir las cargas y la incertidumbre regulatoria.