Washington, Estados Unidos, a 13 de agosto del 2020.- La recuperación económica de Estados Unidos se enfrenta a riesgos significativos, ya que el Congreso sigue estancado por el proyecto de ley de alivio por la COVID-19 y las recientes disposiciones ejecutivas del presidente Donald Trump están muy por debajo de lo que se necesita para impulsar la reactivación, dijeron los economistas.
Mientras las negociaciones entre legisladores republicanos y demócratas se estancaron en cuanto al nuevo proyecto de ley de mitigación de los efectos de la COVID-19, Trump eludió el sábado al Congreso al firmar cuatro disposiciones ejecutivas para extender cierta asistencia durante la pandemia.
Estas órdenes incluyeron la medida de extender los beneficios adicionales de desempleo hasta fin de año a un nivel, ya reducido, de 400 dólares por semana, en lugar de los 600 dólares aprobados por el Congreso a finales de marzo.
Las otras tres medidas que Trump firmó incluyen un memorando para aplazar ciertas obligaciones de impuestos sobre la nómina, otra acta para aplazar los pagos de préstamos estudiantiles y una disposición ejecutiva para restablecer la moratoria federal de los desalojos.
“Si se mira de cerca a estas órdenes podría sugerirse que habrá, en el mejor de los casos, beneficios económicos marginales, incluso si se implementan plenamente, lo cual es cuestionable dada la legalidad de las disposiciones y las probables impugnaciones judiciales”, escribió Mark Zandi, economista en jefe de Moody’s Analytics, en un diagnóstico a principios de esta semana.
Zandi estimó que estas órdenes podrían proporcionar poco más de 400,000 millones de dólares en forma de ayuda total, pero la economía estadounidense necesita un paquete de asistencia fiscal que cuesta al menos 1.5 billones de dólares para evitar caer de nuevo en recesión, según las simulaciones del modelo macroeconómico de Moody’s.
“La brecha entre lo que el presidente ha ordenado -si está plenamente implementado- y lo que se necesita, y que incluso la Administración Trump reconoce que no se puede cumplir sin la aprobación del Congreso, incluye una importante ayuda federal a los Gobiernos estatales y locales para cubrir sus brechas presupuestarias”, dijo.
Tim Duy, profesor de la Universidad de Oregón, dijo que la única parte potencialmente significativa de estas disposiciones ejecutivas es la extensión de los beneficios de desempleo, pero “tiene una vida útil limitada y puede que nunca se lleven a la práctica”.
“Por el momento, al menos tenemos que reconocer que la economía ha perdido una parte clave del apoyo y todavía se enfrenta a una necesidad urgente de asistencia estatal y local”, escribió Duy el lunes en un blog.
Después de repuntar fuertemente en mayo y junio, la actividad económica de Estados Unidos comenzó a desacelerarse en julio, ya que algunos estados detuvieron sus planes de reapertura o volvieron a imponer restricciones a algunas actividades debido al rebrote de los casos de COVID-19.
“El resurgimiento de los casos de COVID-19 y el posterior retroceso de la actividad ya han comenzado. Las demoras en las ayudas que brinda el Congreso exacerbarán la desaceleración en agosto”, dijo Diane Swonk, economista en jefe de Grant Thornton, una importante firma de contabilidad.
“Después de eso, mucho depende de nuestra capacidad para aumentar las pruebas, el seguimiento, el distanciamiento social y la utilización de barbijos para amortiguar el golpe de una segunda ola de casos. Si no detenemos el motivo de las infecciones, la economía volverá a desplomarse”, dijo.
El estancamiento en el Congreso por la renovación de los programas caducados que mitigaron el impacto económico de la pandemia amenaza con desestimular dichos proyectos y exacerbar el daño económico del cierre, según un estudio publicado el miércoles por el Instituto de Economía Internacional Peterson.
“Quienes formulan las políticas estadounidenses deberían al menos mantener los niveles anteriores de asistencia para evitar más daños económicos derivados. En el decaído estado de la economía en la actualidad, la desestimulación es una opción política insuficiente”, reza el estudio.
Eric Rosengren, presidente del Banco de la Reserva Federal de Boston, también advirtió el miércoles que los esfuerzos limitados o inconsistentes de los estados estadounidenses para contener la pandemia probablemente prolongarán la recesión económica.
“Los esfuerzos limitados o inconsistentes de los estados para controlar el virus sobre la base de la orientación de salud pública no sólo están poniendo a los ciudadanos bajo un riesgo innecesario de contraer una enfermedad grave y posible muerte, sino que también es probable que prolonguen la recesión económica”, dijo.
“Siempre que el virus suponga amenazas significativas para la salud pública, una recuperación económica completa será muy difícil, ya que las personas, a menudo voluntariamente, evitan actividades que pongan en riesgo su salud”, dijo el funcionario de la Fed.
El número de casos de COVID-19 en Estados Unidos superó los 5.24 millones hasta el jueves por la tarde, con más de 166,000 fallecidos, según un recuento de la Universidad Johns Hopkins.
Fuente: Xinhua
