Migración y COVID marcan el renacimiento de un multilateralismo regional de Latinoamérica en 2022

Foto/AFP frontera entre México y USA

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Ciudad de México, a 2 de enero del 2022.- La migración sin precedentes y la amenaza del COVID se han convertido en detonantes de una nueva forma de multilateralismo en Latinoamérica, un fenómeno que han impulsado gobiernos como el de México para extenderse de forma lenta pero firme en este inicio de 2022.

Esta nueva forma de cooperación reciente, se ha visto acompañada además por un giro hacia la izquierda de los gobiernos en la región. El último de ellos en Chile.

Los actuales candidatos en las dos elecciones presidenciales más importantes de la región el próximo año (Gustavo Petro en Colombia y Luis Ingacio Lula Da Silva en Brasil) dicen que están a favor de una coordinación interestatal más fuerte, especialmente en el desarrollo económico.

Si son elegidos en este 2022, significaría que la izquierda gobernará las seis economías más grandes de la región.

A lo largo del 2021, la crisis migratoria y la marea del COVID los gobiernos de América Latina afrontaron el desafío con un rosario de acuerdos. En ese contexto, México y Argentina inauguraron un acuerdo para la producción y distribución de la vacuna Astra Zéneca.

Una sociedad exitosa que ya ha recibido la bendición incluso de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y su expansión hacia países como Ecuador y Brasil.

Al mismo tiempo, Estados Unidos y los gobiernos de América Central fraguaron acuerdos para tratar de contener la migración indocumentada. Los pactos, marcados por la polémica y las críticas desde organizaciones humanitarias, se han convertido en un andamiaje construido sobre las rodillas que no ha resuelto el problema de fondo pero que ha marcado el inicio de una serie de programas de inversión que generen empleo, bienestar y desarrollo.

La gran pregunta en el inicio de este 2022 es si acaso este proyecto de desarrollo regional, que requiere de la colaboración de Estados Unidos, conseguirá robustecerse.

En septiembre del 2021, el presidente de México aprovechó su intervención durante la cumbre de la CELAC para lanzar un llamado a favor del renacimiento de la cooperación en el Hemisferio:

“Ha llegado el momento de terminar con el letargo y plantear una nueva y vigorosa relación entre los pueblos de América, me parece que es tiempo de sustituir la política de bloqueos y de malos tratos por la opción de respetarnos, caminar juntos y asociarnos por el bien de América sin vulnerar nuestras soberanías”, dijo López Obrador en alusión al desdén de Washington port la cooperación o la criminal política de bloqueo hacia Cuba.

“¿Acaso no tendría el presidente Biden el apoyo del Congreso de Estados Unidos para destinar recursos en beneficio de los pueblos de nuestra América y reducir la desigualdad y la violencia en la región, causas principales de desasosiegos sociales y de flujos migratorios?”, añadió el presidente de México para subrayar así los más importantes desafíos en el 2022.

Ahora, un nuevo impulso al regionalismo podría ofrecer una respuesta más sólida y coordinada a los innumerables desafíos que enfrenta América Latina a principios de 2022.

Entre estos está el fenómeno sin precedentes de la migración intrarregional que es poco probable que disminuyan en el corto plazo.

En este escenario, analistas internacionales como Catherine Osborn de Foreign Policy, advierte que “los países podrían introducir medidas para mantener seguros a los migrantes, así como políticas para mejorar su bienestar en los países de destino, para que no elijan dejarlos también.

“Muchos de los migrantes haitianos que aparecieron en la frontera de Estados Unidos este año habían emigrado primero a Chile, que en 2018 endureció las regulaciones para dificultarles estar en el país legalmente”, señaló.

A esto se ha sumado la rápida propagación de la variante omicron, que ha obligado a muchos gobiernos a retroceder a la posición de inicio en la lucha contra la pandemia.

“En el futuro, los países de América Latina podrían aspirar a aumentar y coordinar su producción de vacunas COVID-19. La Organización Panamericana de la Salud, por ejemplo, actualmente está asesorando proyectos para fabricar vacunas de ARNm en Brasil y Argentina, y los esfuerzos de laboratorio en al menos otros cinco países también están produciendo inyecciones parcial o totalmente.

“Los esfuerzos del grupo podrían centrarse en comprar y potencialmente fabricar píldoras de COVID-19 a medida que se vuelvan más comunes”, señala Osborn.

En lo que respecta al desarrollo económico, añade la especialista, los países podrían intentar fortalecer las cadenas de valor regionales en las industrias que pretenden hacer crecer, especialmente las energías renovables. Bolivia, Chile y Argentina, ricos en litio, podrían explorar el comercio con países que planean aumentar la producción de automóviles eléctricos, como Colombia .

Lo mismo ocurre con Ecuador, un exportador líder de madera de balsa para turbinas eólicas, y Brasil, un fabricante de turbinas líder en la región.

Si bien los países latinoamericanos no se han coordinado mucho sobre políticas de desarrollo verde hasta la fecha, los asesores de política ambiental de la campaña del presidente electo de Chile, Gabriel Boric, participaron en Our Green America, un movimiento que ha propuesto un plan para un Green New Deal pospandémico para la región.

Fuente: La Jornada

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