La Importancia del Estudio del Derecho Marítimo en México

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DR. JOSÉ EUSEBIO SALGADO Y SALGADO*

En un país marítimo por naturaleza, ya que Dios para los creyentes y aquella para quienes no lo son, lo colocaron en medio de los dos más grandes océanos del mundo: Atlántico y Pacífico, no es explicable que no se enseñe el Derecho Marítimo como se debe.

Posición envidiable que solo compartimos con otros 19 países del globo terráqueo, tres de los cuales tienen salidas a tres océanos: Canadá, Estados Unidos y la Federación de Rusia, ya que tienen costas también en el Océano Glaciar Ártico.

De esta suerte en América tenemos: Canadá, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Argentina y Chile. En África se encuentran Egipto y Sudáfrica; en Asia están Israel, Indonesia, Federación Malaya, Tailandia; en Europa únicamente Noruega y la Federación de Rusia. Finalmente, en Oceanía tenemos: Australia.

Todo lo cual representa menos del 10% de los países independientes de la Tierra, posición geopolítica que nos coloca en un lugar preferente, que, sin embargo, no hemos sabido aprovechar a lo largo de nuestra historia, ya que México debería ser una potencia marítima por ello.

Hemos olvidado completamente la tradición marinera que aztecas y mayas nos legaron, pues fueron grandes navegantes que visitaron las islas del Caribe y el viejo Imperio Inca, además de que en su mesa nunca faltaban los frutos del mar.

Tampoco aprendimos de los españoles todo el gran antecedente que nos dejaron durante trescientos años de colonización, llenos de grandes experiencias, como son entre otros: Grandes descubrimientos; establecimiento de importantes rutas de navegación, como la establecida en 1565 entre Acapulco y Manila; normas jurídicas que serían nuestras leyes marítimas al inicio de nuestra Independencia, como las Ordenanzas de Bilbao (1560-1884); construcción de embarcaciones; y obras de consulta en la materia.

En la Real y Pontifica Universidad de México, fundada por la Real Cédula del rey Calos I (1516-1556), del 21 de septiembre de 1551, aún cuando sus cursos los inauguró el 25 de enero de 1553, antecedente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se enseñaba la cátedra de Derecho Marítimo, por el ilustre marino santanderino, Diego García de Palacio, que estudiara la Carrera de Derecho en esa Universidad, de la cual fue luego su Rector, quién nos dejará un importante legado marítimo que pocos mexicanos conocen:

a) “Instrucción Náutica”, 1587. De la cual el rey Felipe II (1556-1598), dijo lo siguiente: “… es de mucho fruto para los navegantes de nuestro Reino”.

b) “Diálogos militares”, 1583. La cual provocó que en 1587 el séptimo Virrey don Álvaro Manrique de Zúñiga, Marqués de Villamanrique (1585-1590), le encomendara una expedición naval para que arrojara al pirata inglés Sir Francis Drake de las Californias, pues atacaba a la Nao de China o Galeón de las Filipinas constantemente.

c) “Relaciones, informes y proyectos para la construcción de buques”, 1585. Donde tuvo la oportunidad de ensayar las condiciones de las maderas indígenas para la construcción de las embarcaciones, logrando hacer conocer el famoso palo de Campeche y otras maderas útiles para la construcción de buques; también hizo tejer lonas de algodón para el velamen; así como aprovecho el henequén para fabricar jarcias, es decir, los aparejos y cabos del buque; para lo cual construyó dos galeones de 1000 toneladas cada uno, tamaño de respeto en ese entonces.

Al salir España de México el 27 de septiembre de 1821, se llevó todos los elementos marítimos que trajo dejándonos fuera del comercio marítimo universal. Por eso mismo el ilustre historiador mexicano Carlos Bosch García nos decía en su obra “México frente al Mar”, lo siguiente:

“La falta o el abandono de esta tradición [marítima] en el [Siglo] XIX ha causado daños serios al país, porque sus habitantes prescindieron de un mundo de ventajas que los mares proporcionan, aparte del recurso alimenticio que representan, como detalle, aparentemente sin importancia, ésta el que el mexicano no coma pescado y desconozca su propia fuente de riqueza marítima y de placer que desdeña”.

En ese siglo XIX tres personajes trataron de ocuparse de lo marítimo, sin embargo, los mismos han sido desdeñados por nuestra Historia Nacional: Antonio López de Santa Anna, Maximiliano I de Habsburgo y Porfirio Díaz Morí.

Al primero se le deben las siguientes obras realizadas en su último gobierno (20 de abril de 1853- 12 de agosto de 1855):

a) Acta de Navegación para el Comercio de la República Mexicana del 30 de enero de 1854, en la que se establecía el trato preferente a los buques mexicanos y se les daba un trato correcto a las embarcaciones extranjeras, destacando para las primeras premios si se dedicaban al tráfico de altura y se les preservaba el tráfico de cabotaje, exigiendo además que las dos terceras partes de la tripulación y el capitán y los oficiales de abordo fueran de nacionalidad mexicana.

b) Se emitió el Código de Comercio, 16 de mayo de 1854, llamado en honor a su autor, Teodosio Lares (1806-1870), Código Lares, que seguía en lo marítimo lo dispuesto por el Código de Comercio Español de 1829, cuyo ilustre autor fue Pedro Sainz de Andino.

c) Decreto por el cual se creó la primera Escuela Náutica Mercante, 28 de diciembre de 1854, en la Isla del Carmen, Campeche, para la enseñanza de la juventud estudiosa que se dedicara al servicio de la marina nacional.

d) El Ilustre jurista yucateco Justo Sierra O’Reilly (1814-1861), a solicitud del ministro de Fomento, Joaquín Velázquez de León, escribió sus “Lecciones de Derecho Marítimo Internacional” para la Escuela de Comercio, 4 de mayo de 1854. En ellas pretendió que se les enseñara a esos estudiantes lo relativo a: De la libertad y comunidad de los mares; los puertos, radas, bahías, ríos y mares territoriales de una nación; de los buques mercantes; de los buques de guerra; de los piratas; de la jurisdicción marítima internacional; de las represalias y del derecho de hacer presas; del corso marítimo; de la bandera y la mercancía, o sea de las relaciones que hay entre un buque y su cargamento; del contrabando de guerra; del derecho de visita; del asilo marítimo; y de los bloqueos.

Como puede verse es una obra que los estudiosos del Derecho Marítimo y el Derecho del Mar siguen considerando como uno de los antecedentes necesarios para el estudio de esas Cátedras tan olvidadas y dejadas de lado en nuestro país.

A su vez Maximiliano I de Habsburgo (1832-1867) dejó una legislación marítima de gran importancia, que de haberse aplicado, hubiera convertido a México en una verdadera potencia marítima de primer orden, ya que era una legislación muy avanzada para su época. La misma se colocó en el volumen III de la Colección de leyes, decretos y reglamentos que interinamente formaron el sistema político, administrativo y judicial del Imperio, aplicándose además el Código Lares y las Ordenanzas de Bilbao, que fueron la norma marítima de México de 1560 a 1884, año en que se emitió el Código de Comercio de 1884.

A su vez Porfirio Díaz Morí desplegó una actividad marítima inusual al adoptar leyes y modernizar los puertos, comunicándolos ferroviariamente con su zona de influencia o “hinterland”:

a) Elevó a rango federal la facultad de legislar en materia de comercio, confiriéndole al Congreso de la Unión tal facultad mediante la reforma que se hizo a la Constitución de 1857, 14 de diciembre de 1883, del artículo 72, fracción X.

b) Se adoptó el Código de Comercio de 1884, que tuvo una vida efímera, según se dijo por ser anticonstitucionales sus disposiciones que contenía sobre bancos, por lo que fue derogado por el Código de Comercio de 1889.

c) Promulgación del Código de Comercio del 15 de septiembre de 1889, en vigor el 1º de enero de 1890, que sigue vigente hasta nuestros días, salvo en algunos aspectos, como en el caso del Libro Tercero, “Del Comercio Marítimo”, artículos 641 a 944, ya que fue derogado por la Ley de Navegación y Comercio Marítimos del 10 de enero de 1963, que entró en vigor el 21 de diciembre siguiente.

d) El Código Sanitario y las Ordenanzas de Aduanas, ambos de 1890.

e) Se crea la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas en 1890, pasándose a ella todo lo relativo a la Marina Mercante Mexicana.

f) Se estableció la Escuela Náutica de Mazatlán en 1882, que sigue operando hasta nuestros días con el nombre de “Antonio Gómez Maqueo”. La Escuela Náutica de Campeche creada por Antonio López de Santa Anna, se cerró definitivamente en 1884.

g) Se creó la H. Escuela Naval Militar el 1º de julio de 1897, que hasta la fecha opera en Antón Lizardo, Veracruz.

h) Se crearon diversas empresas navieras como la Compañía Transatlántica Mexicana, Compañía Mexicana de Navegación, Compañía Naviera de Romano y Berreteaga y Compañía Naviera del Pacífico, entre 1882 y 1884. Las cuales florecieron de treinta a cuarenta años.

i) Se establecieron servicios marítimos permanentes con Estados Unidos y Europa a través de los puertos del Golfo de México, que eran servidos por 10 empresas navieras o armadoras, Compañía Transatlántica Española, Nueva York-Cuba-Mail Steam Ship Co., West Indies and Pacific Line, Johnston Line, Knotte Prince Line, Mala Imperial Alemana, Harrison Line, Compagnie Génèral Transatlantique Franaise, Nanson Steamship Line y Compañía Mexicana de Navegación.

j) Se estableció una importante red ferroviaria en el país, que hasta el 25 de mayo de 1911, fecha de la salida de Porfirio Díaz Mori de la Presidencia, contaba con 23, 535 kms. Hoy día cuenta con 26, 623 kms; como se puede ver la red ferroviaria de México fue hecha prácticamente por el General Díaz, la cual permitía la comunicación de los principales puertos con sus zonas de influencia.

k) Finalmente, se modernizaron los más importantes puertos mexicanos: Tampico, Veracruz, Coatzacoalcos, Salina Cruz y Manzanillo, inaugurándose las obras el 7 de marzo de 1902 en Veracruz.

Justo Sierra Méndez, Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, establece como sucesora de la Real y Pontificia Universidad de México, la Universidad Nacional de México, 22 de septiembre de 1910. En cuya Escuela Nacional de Jurisprudencia se crearía más tarde, ya como Facultad de Derecho, la Cátedra de Derecho Marítimo.

Tan pronto se consolidara la Revolución Mexicana, se busco y se logró establecer la Cátedra de Derecho Marítimo por el profesor Raúl Cervantes Ahumada en 1944, recibiendo el apoyo del entonces Director de la Facultad de Derecho, Alfonso Noriega Cantú, y por el Rector de la UNAM Alfonso Caso.

Tenemos que reconocer que la Cátedra de Derecho Marítimo ha dado frutos de gran importancia para nuestro país:

1. Lograr las reformas de los artículos 27 y 42 de la Constitución Política Mexicana, con las cuales se incorporó al territorio nacional la plataforma continental.

2. Colaborar con asesoría técnica en la elaboración del histórico documento “Principios de México sobre el Régimen Jurídico del Mar”, dentro de la III Reunión Interamericana de Jurisconsultos.

3. Elaborar el proyecto de “Ordenanzas de la Navegación”, base de donde saldría la Ley de Navegación y Comercio Marítimos, que estaría vigente de 1963 a 1994.

4. Recibir la visita de ilustres maritimistas de prestigio internacional, como el inglés Lord Chorley of Kendal; los españoles José Luis de Azcárraga, Joaquín Garrigues y Rodrigo Uría; los argentinos José Domingo Ray y Rodolfo A. González Lebrero; los italianos Tulio Ascarelli y Antígono Donati; y el griego Nicolás Deloukas.

5. Preparar tesis por los alumnos que siguen esta enseñanza, con las que aportan elementos de fuerza al cuerpo de la doctrina jurídico-marítima mexicana, especialmente aquellas que han sido elaboradas a conciencia.

6. Finalmente, y, a mi juicio la más importante, formar profesores, ya que de ahí han salido Ramón Esquivel Ávila, q. e. p. d., primer alumno y primera tesis sobre Derecho Marítimo; Alejandro Sobarzo Loaiza, autor de la obra Régimen Jurídico del Alta Mar; David Genaro Góngora Pimentel, quién fuera Presidente de la Suprema Corte de Justicia; Margarita de la Villa, hoy radicada en España; Lilia Lara de Arranz, q. e. p. d., Virgilia Núñez Tovar; Roberto Rivera y Rivera, q. e. p. d.; Ignacio L. Melo Ruiz; Omar Olvera de Luna; además del autor de este trabajo, entre otros.

No puede decirse que antes de 1944 esta Cátedra se impartiera en las Escuelas Náuticas del país, o bien en la H. Escuela Naval, existentes en ese entonces, ya que sólo se impartía Derecho y Legislación Internacionales, si revisamos los planes de estudio que en ellas se tenían, de lo cual nos da razón el historiador Juan de Dios Bonilla en su libro “Historia Marítima de México”, al reproducir los planes de estudio de la Escuela Náutica de Veracruz, Cap. de Alt. Fernando Siliceo, y de la H. Escuela Naval.

Sin embargo, la Cátedra de Derecho Marítimo establecida en la Facultad de Derecho es optativa, es decir, no es obligatoria, pues deja a los estudiantes en libertad de escogerla o no según su interés particular.

Posteriormente, al crearse la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, hoy Facultad, en 1951, el propio profesor Cervantes Ahumada, que fue uno de sus fundadores, logró que se incluyera en el “curriculum académico” de los alumnos de la Carrera de Ciencias Diplomáticas, hoy Relaciones Internacionales, la Cátedra de Derecho Marítimo, aquí si como obligatoria.

Así fue como tuvimos como titulares de esa Cátedra al profesor Raúl Cervantes Ahumada, su fundador; a Margarita de la Villa, que partiría a España; a Lilia Lara de Arranz, la cual vio cambiar los planes de estudio en 1966, en los que se dispuso que la Cátedra de Derecho Marítimo fuera optativa; el 1° de agosto de 1968 asumí la responsabilidad como catedrático de esa materia, a la cual mas tarde opté por oposición, luchando para que se le reconociera el carácter de obligatoria infructuosamente hasta la fecha, donde, sin embargo, logré establecer una práctica de campo en la materia, consistente en la visita a los Puertos de Tampico y Veracruz, habiendo celebrado hasta la fecha 46.

También tenemos los profesores formados en mi Cátedra: Óscar Medina Xóchihua, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales; José Arturo Espinosa Ramírez y Bonifacio Arturo Sánchez Martínez en la ahora Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

En 1976 fuimos invitados a establecer esta Cátedra en la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, en la Carrera de Derecho y más tarde también en la Carrera de Relaciones Internacionales. Aquí se logró en 1987 que esta Cátedra fuera obligatoria para los estudiantes que pretendieran especializarse en Derecho Civil y en Derecho Mercantil, pudiendo ser optativa para todas las demás especialidades.

Con las reformas a los planes de estudio de las Escuelas Náuticas en 1973, realizadas por el Cap. de Alt. Helí Morales Acosta, que fuera Director General de Marina Mercante, se estableció la Cátedra de Derecho Marítimo como obligatoria; asimismo, en la H. Escuela Naval y en el Centro de Estudios Superiores Navales, aun cuando sólo en sus aspectos internacionales.

Se incluyó en la Maestría de Comercio Exterior de la Facultad de Comercio y Administración de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), con carácter obligatorio, la que se pasó más tarde a la Maestría en Negocios Internacionales, sin embargo hoy ya no se imparte, como tampoco en la Carrera de Derecho de esa Universidad, lo grave es que se trata del campus ubicado en el Puerto de Tampico, lo cual es un contrasentido.

También se estableció como obligatoria en la formación del personal consular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, dentro del Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos, por su directora, María del Rosario Green Macías.

Pudo implantarse obligatoriamente, con una mayor amplitud y alcance en el efímero Centro de Estudios Superiores del Transporte Marítimo Petrolero, fundado en Petróleos Mexicanos, por el ex Coordinador Ejecutivo de Transportes, Lic. Armando Loizaga Barquín, y por el ex gerente de Transporte Marítimo, Vicealmirante Miguel Viveros Parker.

Finalmente, algunas universidades públicas y privadas la han establecido, como las siguientes: Universidad Autónoma de Colima, Universidad del Mar, Universidad de Veracruz, Universidad Anáhuac, Universidad Lasalle, Universidad Panamericana, entre otras.

Como podemos ver son muy pocos y aislados los ejemplos que hemos dado, ya que no ha habido una verdadera preocupación por buscar su impartición obligatoria y permanente. El profesorado es muy escaso, sobre todo aquél que no ha sido improvisado y que en su formación ha acudido, además de las instituciones nacionales, a instancias en el extranjero, los cuales se pueden contar con los dedos de las manos, lo cual es lamentable sí se recuerda que México además de ser un país marítimo por naturaleza, cuenta con alrededor de 11,000 kilómetros de litorales.

No debe de olvidarse que con la Cátedra de Derecho Marítimo, también se logran otras importantes cuestiones para el desarrollo económico y social del país:

1. Tener expertos abogados conocedores de esta rama del Derecho, a fin de que, bien impartan justicia o bien defiendan los intereses de sus clientes, con suficientes conocimientos, para que dejemos de acudir a los tribunales extranjeros, preferentemente de Londres y Nueva York, por la desconfianza existente entre los mexicanos, precisamente por el desconocimiento del Derecho Marítimo entre jueces y abogados.

2. Tener expertos técnicos en el comercio exterior que sepan aplicar las fórmulas jurídicas del comercio marítimo, como son las relativas a compraventas marítimas, “incoterms”, averías gruesas o comunes, préstamo a la gruesa aventura marítima, los contratos de utilización de los buques, los créditos y los seguros marítimos, etc.

3. Tener funcionarios del Servicio Exterior Mexicano, diplomáticos y cónsules, que apoyen y defiendan, con conocimiento en los aspectos marítimos que enfrenten los ciudadanos mexicanos en el extranjero. Cuantas veces por desconocimiento no se aprovecha a estos funcionarios, o bien no se acude a ellos por su falta de preparación precisamente en lo marítimo.

4. Tener autoridades marítimas, que además de su preparación, como capitanes de altura, jefes de máquinas, miembros del Cuerpo General de la Armada, capitanes de puerto, administradores de aduanas, etc.; tengan la capacidad de aplicar todo lo relativo al aspecto jurídico marítimo.

5. Hacer conocer a los tripulantes de los buques y a los trabajadores portuarios, a través de sus centros de capacitación las normas fundamentales de carácter marítimo que les son aplicables en su trabajo.

6. Que se forme un mayor número de profesores de Derecho Marítimo, sin improvisaciones, cuidando al máximo posible su formación y preparación, para que el día de mañana contribuyan a la solución de los problemas marítimos que aquejan al país.

7. Que esta Cátedra se imparta con carácter obligatorio en los estudios de:

i. Derecho, es decir en todas las Facultades y Escuelas de Derecho que existen en nuestro país, preferentemente en las ubicadas en Estados ribereños de México; procurando crear, de ser posible, el Doctorado en Derecho Marítimo.

ii. Relaciones Internacionales, para preparar tales profesionistas, que habrán de desarrollarse en las áreas de turismo, comercio exterior, la diplomacia, el servicio consular, los negocios internacionales, etc.

iii. Náutica, donde se formen los oficiales de cubierta o mando, de máquinas, administrativos y de radiotelecomunicaciones de los buques que integran la Flota Mercante Nacional.

iv. Navales, donde se forman los oficiales de la Marina de Guerra Mexicana.

v. Comercio Exterior y Negocios Internacionales, a nivel maestría y doctorado.

vi. Turismo, para el movimiento de pasajeros por vía marítima y la formación y administración de marinas.

vii. Ingeniería Portuaria y Arquitectura Naval, por cuanto a la implicación jurídica que tiene la operación del buque en el puerto y la función jurídica que tiene éste, así como lo relativo a los astilleros y la construcción del buque y de las terminales marítimas.

viii. Economía, por lo que se refiere a la economía de los transportes en general y al transporte marítimo en particular.

ix. Biología y Ciencias del Mar.

x. Pesca, ya que por su desconocimiento los buques pesqueros mexicanos pueden ser fácilmente apresados por falta de documentos fundamentales o mal elaborados, ya que violan la legislación marítima internacional.

xi. En fin, todos aquellos estudios que tengan que ver con el mar.

Desde luego, deberá uniformarse la enseñanza, partiendo de un denominador común, es decir, siguiendo los tres renglones fundamentales de la materia:

a) El aspecto comercial.

b) El aspecto legislativo nacional.

c) El aspecto internacional.

A partir de ahí, ampliarla según el tipo de estudios o necesidades que cada profesión tiene, pues no cabe duda que su conocimiento tendrá que ser más amplio en la Carrera de Derecho, que en cualquier otra, justamente porque la cátedra es jurídica por naturaleza y origen. Pero aún más, deberá ser más profunda en los niveles de Maestría y Doctorado en la misma Facultad de Derecho.

Con esto habremos dado el paso más efectivo en el desarrollo marítimo de México en lo general, pues elaboraremos una legislación acorde con nuestra realidad marítima y la existente en el medio marino internacional, sustentada a partir de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no cómo la que se nos impuso hoy día por el H. Congreso de la Unión, llena de errores, contradicciones, violaciones a la Constitución y a los tratados internacionales de los que nuestro país es Parte.

De esta suerte podremos defender jurídicamente nuestro mar y nuestra marina mercante y daremos fortaleza jurídica a la marina de guerra.

Evitaremos la contaminación del mar y alcanzaremos en él la seguridad que requerimos para explotarlo, pues sabremos cumplir con la política internacional marítima por la que propugna la Organización de las Naciones Unidas y sus organismos especializados, lograr mares limpios y seguros.

Justificaremos nuestra presencia en el alta mar para realizar pesca de altura, además de la que realizamos con todo derecho en nuestro mar territorial y en la zona económica exclusiva de nuestro país, para obtener los productos que necesitamos para elevar la dieta alimenticia del pueblo mexicano, no olvidando, desde luego, la obligación que tenemos de conservar las especies de la flora y fauna marinas. Es decir, mantener nuestro derecho al desarrollo sustentado, respetando el medio ambiente marino, evitando su contaminación.

En fin, que sabremos cumplir con el viejo apotegma de los fenicios, que los romanos hicieron suyo y que gracias a ellos hoy día conocemos: “NAVIGARE NECESSE EST” y que podremos desposar a la República Mexicana con el mar, como lo hacía la vieja República de Venecia en la Edad Media, en los límites que marca el Derecho Internacional actual, arrojando una guirnalda y un anillo al mar y pronunciando las palabras rituales de: “DESPOSAMUSTE MARE IN SIGNUM VERI PERPETUIQUE DOMINI”.

*DR. JOSÉ EUSEBIO SALGADO Y SALGADO
PROFESOR DE CARRERA (J)
TITULAR POR POSICIÓN DE LA CÁTEDRA DE DERECHO MARÍTIMO
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
PREMIO MARÍTIMO INTERNACIONAL 2013 (OMI).

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Raúl Hernández Rivera En el periodismo desde 1966 en Excélsior, y desde 1971 con el tema de comercio exterior en revista Metrópolis 70 (1971-75), periódicos Uno Más Uno (1979), El Financiero (1983-84), Heraldo de México (1986), El Universal (1986-88), El Economista (1989-91), Asociación de Mexicana de Editores de los Estados (1994-97) y Agencia Mexicana de Información (1997-99). Revistas: de la Comisión Nacional Coordinadora de Puertos (de la Secretaría de la Presidencia de la República en 1976, Mi Ciudad (1982). Técnica y Humanismo (CONALEP en 1982); BARLOVENTO, (propia) sobre comercio exterior y Visión (1992-95). Otras actividades: Impartición de seminarios, cursos y conferencias sobre comercio exterior en el CONALEP SECOFI, Escuela Superior de Economía (IPN), Universidad Autónoma del Estado de México, ENEP Aragón y Acatlán Universidad de Colima y Universidad del Nuevo Mundo. Organizador de 36 viajes de prácticas a los principales puertos marítimos mexicanos. Asistencia a más de 20 diplomados sobre temas económico y político. Realización de 17 estudios especializados en materia de comercio exterior conjuntamente con estudiantes: "Ríos navegables en México", "El envase, empaque y embalaje", "Transporte de carga en FF.CC", "El Impacto de las comunicaciones y los transportes en el área de influencia del puerto de Manzanillo", entre otros. Coordinador del 1°, 2° y 3° Diplomado "El Concepto Integral del Comercio Exterior" en las LVI, LVII y LIX Legislaturas de la Cámara de Diputados. Director del Centro Cultural y Artesanal Xochicalco (1999-2001) desde donde se enviaron a Viena, Austria, seis contenedores de 40 toneladas cada uno de artesanías, beneficiando a más de dos mil artesanos mexicanos. Actualmente escribe los libros: Sobre puertos y marina mercante mexicanos, “Barlovento, crónica del saqueo”; “Maltratados por los Tratados mal tratados”. Una crítica mordaz sobre los tratados, convenios y acuerdos que nuestro país ha firmado en su historia, y “Comercialización, la gran ausente en el comercio exterior mexicano” sobre la carencia de una cultura de comercio exterior.

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