7 de julio de 2020.– Después de un comienzo frenético, la temporada de huracanes en el Atlántico podría ser la más activa desde 2005, cuando se formaron 28 tormentas récord.
La Universidad Estatal de Colorado ha elevado su pronóstico anual para convocar a 20 tormentas con nombre, en comparación con su pronóstico emitido en junio que pedía 19. Cinco tormentas tropicales ya han surgido del Atlántico occidental este año, y dos han golpeado a los Estados Unidos hasta ahora. Este es el comienzo más rápido en los libros de récords que datan de 1851 y, aunque las tormentas han sido débiles y de corta duración, la mayoría de los pronosticadores ven signos ominosos para el resto de la temporada que termina el 30 de noviembre.
“En general, parece una temporada muy activa en la tienda”, dijo Phil Klotzbach, investigador de huracanes de la Universidad Estatal de Colorado. “Las condiciones en el Atlántico parecen propicias para una estación activa con temperaturas cálidas en la superficie del mar y cizallamiento relativamente bajo”.
Klotzbach anticipa un total de 20 tormentas con nombre esta temporada, y cada una recibirá un nombre cuando sus vientos alcancen una fuerza de tormenta tropical de 39 millas (63 kilómetros) por hora. Pronostica nueve huracanes, cuatro de los cuales alcanzarán vientos de 111 mph o más. Una temporada promedio produce 12 sistemas de fuerza de tormenta tropical o mayor en el Atlántico. Pero se está acumulando agua tibia, que alimenta los huracanes.
El año pasado se formaron 18 tormentas con nombre en el Atlántico.
Riesgo de la costa del golfo
Sin frenar el número de tormentas, la posibilidad de que un huracán golpee la costa de los EE. UU. O el Golfo de México, rico en petróleo, también ha aumentado. El pronóstico del estado de Colorado dice que hay un 69% de posibilidades de que un huracán golpee la costa de los EE. UU., Más que el promedio del 52% del siglo XX. A lo largo de la costa del Golfo, las probabilidades de una huelga entre Brownsville, Texas y el panhandle de Florida son del 44%, más que el promedio del 30% del siglo XX.
En lo que va del año, las tormentas tropicales Bertha y Cristóbal azotaron los Estados Unidos. Aunque débil, el camino de Cristóbal por las áreas de producción de energía en alta mar cerró temporalmente el 34% de la producción de petróleo crudo y el 32% de la producción de gas natural. El Golfo representa el 16% de la producción de crudo de los Estados Unidos y el 2.4% de su producción de gas natural.
Un potencial para La Niña en el Pacífico también podría hacer que la temporada sea propicia para las tormentas. Si bien La Niña estaría al otro lado del mundo, los cambios que trae al clima de la Tierra reducirán la cizalladura del viento a través del Atlántico. La cizalladura, cuando los vientos soplan en diferentes direcciones o velocidades, puede romper la estructura de una tormenta, debilitándola o destruyéndola.
Otro signo ominoso es que dos tormentas, Dolly y Edouard, se formaron en las profundidades del Atlántico Norte, lo cual es atípico.
“Es inusual ver tantas tormentas de comienzos de la temporada ir tan al norte, lo que refleja el hecho de que las temperaturas del océano están en niveles cálidos casi récord en gran parte del Atlántico”, dijo Jeff Masters, meteorólogo de Yale Climate Connections.
Calidez récord
Hasta mayo, las temperaturas mundiales de los océanos y la tierra son las segundas más altas registradas, solo por debajo de 2016, según los Centros Nacionales de Información Ambiental. Los océanos del hemisferio norte fueron cálidos en mayo.
“Estamos entrando en la parte más calurosa del año y va a hacer más calor”, dijo Jim Rouiller, meteorólogo principal de Energy Weather Group LLC.
Además de las cálidas temperaturas oceánicas y la baja cizalladura del viento en el Atlántico, hay muchas tormentas que causan inundaciones en África, dijo Rouiller. Las tormentas africanas proporcionan los bloques de construcción para los huracanes a medida que avanzan hacia el oeste hacia el Atlántico durante el corazón de la temporada, que se extiende desde aproximadamente el 20 de agosto hasta el 1 de octubre.
Las lluvias también evitarán que el aire seco y el polvo vaguen hacia el Atlántico, dijo Rouiller. El mes pasado, dos grandes columnas de polvo y aire seco se extendieron desde África a los Estados Unidos, lo que ayudó a detener las tormentas en el Atlántico durante un tiempo.
“Esto va a ser un efecto de vela romana para las tormentas que se disparan en el continente africano”, dijo Rouiller. “Una temporada muy activa es exactamente lo que parece”.
Fuente: gCaptgain
