Ciudad de México, a 21 de noviembre del 2019.- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recortó el estimado de crecimiento de México para 2019 a 0.2 por ciento del previo 0.5 por ciento que publicó hace dos meses. Incertidumbre política e inseguridad estarían pesando en planes de inversión en el país, expusieron sus economistas.
Al menos en los tres primeros años del gobierno actual, el organismo no prevé que el crecimiento rebase el 2 por ciento. En 2020 estima una expansión de 1.2, para 2021 de 1.6 por ciento. Dichos datos se quedan lejos de la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador: una economía con crecimiento promedio anual de 4 durante su administración.
En conferencia de prensa, los economistas de la OCDE resumieron los pendientes para México: combatir la informalidad, la corrupción, la inseguridad y aprovechar la mayoría política “bastante estable” para hacer una reforma fiscal y una al sistema de pensiones que hasta ahora es “para clases medias y altas y que no aporta mucho a los más vulnerables”.
Álvaro Pereira, director de estudios económicos por país, recalcó que así como se realiza el combate a la corrupción “mejorar las condiciones de seguridad en México es fundamental” en orden de incentivar la inversión. Opinión contrapuesta a lo dicho días atrás por Alfonso Romo, jefe de oficina de la Presidencia, quien aseguró que la violencia en el país se percibe por la iniciativa privada como situaciones aisladas que no frenan la entrada de recursos.
Piritta Sorsa, jefe de estudios por país, abundó que en México el crecimiento se advierte “muy débil” dado que la incertidumbre después de las elecciones mantiene al margen a los inversionistas, quienes siguen esperando claridad “para comprometerse en el país”. “El primer año (de este gobierno) no es distinto de otros”, zanjó.
En estas condiciones el consumo será clave para apoyar la economía, dado que avanza apoyado por mayor ingreso de remesas y una inflación que ha relajado su presión sobre el costo de los productos. No obstante –detalló– se requiere una reforma fiscal para llevar más recursos a programas sociales e infraestructura y una de pensiones que no deje al margen a los más pobres.
Chile tiene margen para gasto social
Durante la presentación Paula Garda, economista para Chile, dijo que las protestas sociales en el país –que reclaman un crecimiento que profundizó la desigualdad durante más de tres décadas– “están afectando el consumo y la inversión en el corto plazo”, por lo que habrá un “crecimiento bastante por debajo del potencial chileno”.
La organización prevé que el país crezca 2.2 y 2.4 por ciento en 2019 y 2020, respectivamente. No obstante, Álvaro Pereira reconoció que “si hay un país de América Latina que todavía tiene un margen es Chile”, con lo que se puede aumentar el gasto social sin dejar de lado una reforma fiscal.
Jens Arnold, economista para Brasil y Argentina, recalcó que en esta última “el riesgo de hiperinflación es real”, por lo que lo primero que debe hacer el país es estabilizar la economía. Sin ello “no habrá retomada de crecimiento”.
En Brasil, dijo, la recuperación está tomado fuerza, sobre todo por factores internos que han aumentado la confianza de inversionistas. “El contexto político es favorable para la recuperación de la economía”, aseguró sobre el país que preside Jair Bolsonaro, quien predica libre mercado y recortes a educación.
Colombia es el único país donde en el último año no se han revisado las perspectivas de crecimiento. Inversión y consumo se mantienen al alza. Aunque, recalcó Pereira, una “reforma de pensiones es urgente”.
Fuente: La Jornada