Devastador impacto de la COVID-19 en la economía

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La Habana, Cuba, 19 de abril del 2020.- En un mundo cada vez más globalizado, América Latina y el Caribe no escapan de los estragos que la pandemia de COVID-19 genera en materia sanitaria, social y económica.

Para la región, que ya experimentaba vientos en contra respecto a la expansión de la economía, los augurios no son nada esperanzadores si se toma en cuenta la contracción de los precios de las materas primas, la disminución de la demanda internacional debido a una menor actividad y la incertidumbre que aún prima en el orbe.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) vaticinó recientemente que el virus tendrá efectos devastadores en la economía mundial, más intensos que los sufridos durante la crisis financiera de 2008-2009, y que los países del área no estarán ajenos a ellos, ya que serán impactados por varios canales.

Según reveló su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena, habrá una reducción de 1.8 por ciento del producto interno bruto (PIB) regional, lo que ocasionaría un aumento del desempleo de diez puntos porcentuales.

De esta manera, de un total de 620 millones de habitantes, el número d pobres en la zona subiría de 185 a 220 millones; en tanto el de personas en pobreza extrema escalaría de 67.4 a 90 millones.

Asimismo, las exportaciones de la región hacia China podrían caer hasta 10.7 por cierto en valor.

Además, se calcula que si la prohibición de viajes a causa del virus se prolonga por uno, dos o tres meses, el turismo en el Caribe, por ejemplo, se contraería este año en ocho, 17 y 25 por ciento, respectivamente.

México y Brasil, que importan partes y bienes intermedios desde China destinados a sus sectores manufactureros (en especial, en los casos de repuestos par automóviles, electrodomésticos, productos electrónicos y farmacéuticos) se verían muy afectados debido a la interrupción de las cadenas globales de valor.

La caída de los precios de los productos básicos, sobre todo para los países exportadores de materias primas en América del Sur, resultaría un perjuicio mayúsculo, mientras que una mayor aversión al riesgo de los inversores alerta sobre el empeoramiento de las condiciones financieras globales.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) comparte con la CEPAL sus consideraciones acerca de la difícil situación a la que se enfrenta Latinoamérica.

Según el organismo, con sede en Washington, las medidas contra el virus en varias naciones reducirán la actividad económica en los sectores de servicios y manufactura durante al menos el segundo trimestre, con un repunte una vez que se contenga la pandemia.

La desaceleración económica mundial y la interrupción de las cadenas de suministro, el decrecimiento de los precios de los productos básicos, la contracción del turismo y el fuerte endurecimiento de las condiciones financieras están deteniendo la actividad en muchos países latinoamericanos, lo que perjudica gravemente las perspectivas económicas.

De acuerdo con el análisis del FMI, el aumento resultante en los costos de endeudamiento expondrá las vulnerabilidades financieras de bajas tasas de interés que se han acumulado durante años.

Si bien se espera que el notable descenso del precio del petróleo beneficie a los países importadores de crudo en la región, consideró que disminuirá la inversión y la actividad económica en naciones que dependen en gran medida de las exportaciones del llamado oro negro.

América del Sur, por ejemplo, enfrentará menores ingresos por ventas al exterior, tanto por la caída en los precios de los productos básicos como por la retracción en los volúmenes de exportación, en especial a China, Europa y Estados Unidos, que son socios comerciales importantes.

Para Centroamérica y México, una desaceleración en los Estados Unidos conducirá a una reducción en el comercio, la inversión extranjera directa, los flujos de turismo y las remesas, alegó.

Bárcena consideró, por otra parte, que la menor demanda turística en el Caribe debido a las restricciones de viaje y el “factor miedo”, incluso después de que el brote retroceda, pesarán mucho en la actividad económica.

Algunos países de Suramérica comienzan a dar reportes de los perjuicios de la pandemia para sus economías.

El ministro de Producción de Ecuador, Iván Ontaneda, reveló pérdidas de al menos 700 millones en comercio e industria, por los efectos del nuevo coronavirus.

Las pérdidas en el sector comercial sobrepasan los 350 millones de dólares, y en el sector industrial se manifiesta otra cantidad similar, declaró el funcionario.

En Chile, con una moneda local ya castigada por una fuerte devaluación, temen la repercusión de la abrupta caída del precio del cobre, importante rubro exportable del país.

La cotización del metal ha descendido en niveles no vistos en casi cuatro años y el presidente de la estatal Corporación del Cobre, Octavio Araneda, señaló que la emergencia de la COVID-19 en el planeta está afectando de forma drástica la actividad empresarial y minera, lo que generará un impacto muy significativo en la economía nacional.

En Colombia, el director ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, José Ignacio López, estimó que este año es posible que el país no tenga un crecimiento económico, en comparación con 2018.

“Inicialmente, para 2020 pensábamos que Colombia iba a crecer 3.1 por ciento, pero con los números revisados ahora estamos pensando que, quizá, no crezcamos nada, es decir, que tengamos una tasa de crecimiento del cero por ciento”, dijo.

Un análisis de este año del Bank of America indicó que el PIB de las principales economías del área se contraerán, en estos casos están México (-4.5 por ciento) Argentina (-3), Chile (-0.7) y Ecuador (-2). La Cepal, que reconoció que para hacer frente a la situación los Gobiernos están tomando medidas económicas, fiscales y monetarias, como aumentar el gasto social, bajar las tasas de interés, intervenir los mercados de tipo de cambio y suspender los cobros de créditos bancarios, vislumbra en la coyuntura actual una posibilidad para rearmar la globalización geopolítica.

“Necesitamos repensar todo, la economía completa. Necesitamos una nueva visión para enfocarnos en cómo sobrellevar este escenario tan difícil que tenemos por delante”, enfatizó su secretaria ejecutiva.

La funcionaria se refirió así a la necesidad de implementar una coordinación de políticas que apoyen a los países en desarrollo frente a la asimetría que prima entre las naciones más ricas y las menos favorecidas.

Fuente: Prensa Latina.

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